Plushgun, «me.me.» en Opticks

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Por Salvador J. Tamayo

 

Para entender el espíritu de Plushgun debemos situarnos en el 2007, en un apartamento de Williamsburg, Brooklyn. Daniel Ingala sin más ayuda que un ordenador, su guitarra acústica y algunos refrescos, compuso “Just Impolite”. El fenómeno Myspace que unos pocos años atrás había dado conocer a bandas tan dispares como Arctic Monkeys o al también compositor de música electrónica Pablo Decoder, hizo el resto. Su primer single fue el elegido para la banda sonora de la serie emitida vía web : We need girlfriends, y Plushgun se hizo en poco tiempo con una legión de fieles seguidores, no de los llamados aficionados ocasionales, hasta el punto de que, según la crítica, su álbum Pins & Panthers fue considerado para muchos el mejor del 2009.

Recientemente visitaron Valencia con motivo del último concierto de su gira Europea y en una entrevista para Opticks Magazine, hablaron con José Antonio García Iváñez sobre la evolución artística y estilística sufrida en su segundo disco de estudio. La banda afirma que sus canciones siguen hablando de lo mismo, de ligar. En el aspecto musical, la electrónica sigue siendo la principal protagonista aunque adquiere importancia el trabajo del resto de componentes de la banda. Guitarra y batería están muy presentes, quién sabe si para potenciar el espectáculo en directo o para ofrecer contundencia en las canciones; como fuere, es un acierto. Podemos verlo en su nuevo disco titulado me.me.

En Temas como “Mixtapes” o “Kick me out”, no sólo se mantiene el toque minimalista y new wave, sino que como decía, las guitarras y la percusión redefinen el nuevo concepto de Plushgun. No hace ni un mes que salió el nuevo disco, las pistas de baile ya vibran, y los beats flotan sobre el éxtasis de nuevas canciones como “Waste Away” o “The Prom Queen”. Mi favorita sin duda es “I like it”, por la dosis de “buenrollismo” que transmite en cada poro y por hacerla idónea para casi cualquier situación.

Plushgun casa a la perfección dos mundos muy distintos, el indie-rock y la electrónica. Con los años se han convertido en una banda de culto que demuestra que saben hacer bien las cosas y que poco a poco, EP tras EP, no sólo crecen como músicos, sino que construyen un estilo propio cada vez más lejos de las comparaciones iniciales con bandas como Placebo -jamás vi las semejanzas- o The Postal Service. Sus canciones se consumen con facilidad y las disfrutan del mismo modo, propios y profanos. Ningún disco de Plushgun hasta el momento posee un complejo entramado conceptual que requiera de varias escuchas para apreciar en su totalidad o una predisposición elitista previa, ni mucho menos. Ahí radica su esencia, en la sensación naif, casi nihilista, de sus letras y de su ritmo. Entras al stage, miras a la chica y le sonríes, de fondo suena “Dancing in A Minefield”.

 

Publicación : 27 de diciembre de 2011

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