El libro que hoy traigo a Opticks me lo ha recomendado una querida amiga y debo decir que agradezco su recomendación, porque se trata de una extraordinaria novela histórica ampliamente documentada, que me ha permitido descubrir aspectos ignorados de la personalidad y acciones de determinados personajes, por ejemplo Alfonso X. Aspectos que el escritor completa con datos históricos concretos en el interesante e ilustrativo “Cuaderno de notas” que aparece al final de la narración.
El libro se titula LAÍN El BASTARDO, su autor es Francisco Narla y recibió el I Premio Edhasa Narrativas Históricas, editorial en la que se publicó el año 2018.
El siglo XIII fue, sin duda, apasionante. Y lo fue globalmente, pues, por primera vez, fuerzas y sociedades de todo el mundo se vieron involucradas en tramas políticas y económicas que, incluso, en el presente nos resultan increíbles.
La trama política y económica a la que se refiere el autor está narrada por un trovador, Martín Códax, del que se sabe muy poco.
Así que él ha construido el personaje a partir de una amalgama de trovadores de los que sí ha encontrado más datos: pícaros, poco respetuosos con lo ajeno, pendencieros, bebedores y diestros en amores y amoríos.
En uno de esos lances, cuando está a punto de morir en venganza por sus golferías, Martín es rescatado de sus captores por un misterioso viajero. Es la historia de este viajero la que, tras las más variadas vicisitudes, el trovador escribe.
El viajero se llama Laín y regresa a Galicia para cumplir la promesa que hizo a su padre, don Rodrigo, un noble de esa tierra que nunca le reconoció como hijo legítimo (su madre era la cocinera y murió joven).
Los problemas de Laín se inician cuando el noble marcha a recuperar Tierra Santa requerido por Teobaldo, rey de Navarra, y él queda a merced de su hermanastro, Fruela, que le deja malherido de una paliza.
Uno de los hombres de confianza del noble, Guy de Tarba, franco, gascón de la Bigorra, y su esposa Egeria recogen al niño y lo cuidan hasta que se recupera.
Al recibir la noticia de que la expedición ha sido un desastre y don Rodrigo no se sabe si está prisionero o muerto, Fruela envía a Guy en su busca junto a un grupo de templarios de los que el gascón desconfía desde el principio, ya que piensa que sus intenciones, orientadas por Fruela, no consisten en encontrar a don Rodrigo, sino en hacerse con unas valiosas reliquias que están enterradas cerca de Tierra Santa y creen que él, que participó en una cruzada cuando era muy joven, conoce el lugar.
Convencido de que su padre está vivo, Naín, que nunca ha salido de Galicia, decide unirse a la expedición.
Empieza así un largo viaje en el que las aventuras se suceden y el niño va aprendiendo y madurando bajo la protección de Guy.
Francisco Narla se ha valido de una exhaustiva documentación y de los consejos y obras de los más variados expertos para explicar, con detalle y un lenguaje poético en muchas descripciones, la historia y todos los elementos que forman parte de ella: vestidos, paisajes, comidas, costumbres, deportes (cetrería), leyendas, poemas, vocabulario específico de la zona y del tiempo histórico, vicios y defectos, también valores y reacciones positivas cuando las hay.
El siglo XII se despliega ante nosotros con las cruzadas y las órdenes militares como protagonistas, al lado de la vergonzosa venta e invento de reliquias y la ambición y rivalidad entre reyes y nobles; figuras todas poco edificantes, junto a los Papas y el resto de eclesiásticos que tampoco destacan por sus adecuados comportamientos.
Por otro lado, tenemos el mundo musulmán, los eunucos, los nizaríes, los turcos y los mongoles; ciudades míticas, montes y desiertos, fortalezas, ríos y mares en un recorrido que lleva a Naín desde su Galicia natal hasta la muralla china, visitando Toledo, Pamplona, Venecia, Gaza, San Juan de Acre, Samarkanda, Qara Qorum y Xanadú y más lugares igualmente peligrosos o mágicos.
Es complicado resumir, sin desvelar lo que desea descubrir el lector, un libro de 759 páginas.
Sólo añadir que lo contado interesa desde el principio y que la obra merece sin duda ninguna el prestigioso premio recibido.
