El pasado 2 de diciembre murieron dos escritores: el español Raúl Guerra Garrido y el francés Dominique Lapierre.
Fiel al propósito que me hice hace tiempo de homenajear a través de sus libros a los escritores que se nos van, traigo a Opticks una obra de cada uno de ellos.
De Raúl Guerra Garrido la titulada Lectura insólita de “El capital” y de Dominique Lapierre la que lleva por título La ciudad de la alegría.
Antes de hablar de esas obras, creo preciso referirme, aunque sea brevemente, a ambos autores, por la razón de que los dos fueron personas con un claro compromiso cívico.
Guerra Garrido, estudioso a fondo de la sociedad vasca, fue fundador del Foro de Ermua y desde su residencia en San Sebastián, ciudad en la que tenía una farmacia, trabajó por la paz y la concordia, criticando el nacionalismo radical del PNV y, por supuesto, el terrorismo etarra, lo que le acarreó gran cantidad de problemas personales.
Dominique Lapierre dedicó a la India gran parte de su obra, residió en ese país para conocerlo a fondo. En concreto, en Calcuta varios años, hasta conseguir la necesaria documentación para escribir la obra que nos ocupa. Las duras experiencia vividas y toda la miseria, el abandono y la injusticia que vio en dicha ciudad le condujo a fundar una asociación destinada a ayudar a los niños de los barrios marginales.
Así que el conocimiento y el compromiso con las realidades descubiertas es una característica común en estos dos autores, de estilos literarios muy diferentes, más ligero el del francés y más profundo y filosófico el del español.
Con el libro Lectura insólita de El capital Guerra Garrido obtuvo el Premio Nadal en 1976.
El relato parte del secuestro de un industrial vasco por un grupo abertzale de ultraizquierda, que en algunos momentos se identifica con ETA. En la empresa que dirige dicho industrial se ha producido un accidente que ha dado lugar a una huelga general.
Todo esto lo vamos sabiendo por las explicaciones que aportan los distintos personajes que aparecen, ya que en la narración se alternan las voces de familiares, vecinos y trabajadores de la empresa con el secuestro en sí, en el que los secuestradores le dan a leer al empresario, a petición de éste, El capital de Carlos Marx. ¿No es Marx el que armó el jaleo? Pues ya que no leí nunca un libro de economía, venga ése.
De todas formas, las conversaciones que mantiene el secuestrado con sus secuestradores sobre el libro no tienen, a mi parecer, demasiado interés. La importancia del relato se centra en las aportaciones de los distintos personajes que, a petición de un periodista, dan una visión exhaustiva sobre el País Vasco en una gran cantidad de aspectos: religiosos, industriales, literarios, políticos, históricos, sociológicos, etc., que nos permiten entender muchos de los acontecimientos que se producen en la actualidad.
De un modo detallado, centrándose en la figura del empresario secuestrado, el autor analiza, siempre por boca de los personajes, la aparición y el desarrollo de la industria guipuzcoana en la posguerra con sus luces y sus sombras, así como la mentalidad del empresariado vasco en general.
La ciudad de la alegría, publicada en el año 1985 y llevada posteriormente al cine, contiene dos historias paralelas: la de Hasari Pal y su familia que se ven obligados a abandonar la granja en la que trabajaban en el campo y marchar a la ciudad de Calcuta, donde pasan toda clase de penalidades viviendo en la calle, hasta que Hasari encuentra trabajo como hombre caballo arrastrando un rucksaw, con lo que consigue ahorrar un poco y alquilar un espacio en un barrio de chabolas llamado Anand Nagar que significa La ciudad de la alegría.
La otra historia la protagoniza Paul Lambert, un cura francés que va a Calcuta a ayudar a los más pobres y se instala en el mismo lugar que Hasari Pal, compartiendo las penalidades de todos, cuidando a los leprosos y comprobando la humanidad y solidaridad que hay en aquellas gentes que viven en condiciones miserables. A Lambert le ayudan en su tarea una joven enfermera cristiana, Bandona, y un médico estadounidense, Max Loeb, cuya mentalidad irá cambiando conforme avanza la historia.
Una historia que presenta como en un gran fresco las tradiciones y costumbres de la India, las virtudes y los defectos sociales, los fenómenos atmosféricos y los paisajes.
Las vidas de los personajes principales se unen en la llamada Ciudad de la alegría. Juntos hacen frente a las injusticias y a las muchas dificultades que se van produciendo, sin perder nunca la esperanza que les da el descubrir lo bueno que existe en el interior de los seres humanos, por muy terribles que sean sus circunstancias.
Dominique Lapierre cedió la mitad de los derechos de autor de este, considerado su libro más famoso, para ayudar a paliar las necesidades que descubrió en Calcuta y en otros lugares de la India.