El martes, 22 de noviembre, murió en Madrid Pablo Milanés.
Pablo Milanés, cantautor cubano, fundador de la Nueva Trova que junto con Silvio Rodríguez renovó la música popular de su país.
Amo esta isla, soy del Caribe.
Jamás podría pisar tierra firme
porque me inhibe.
Pablo Milanés había nacido en 1943, era muy joven cuando Fidel Castro inició la revolución, y se adhirió a ella y a su creador con entusiasmo.
Si el poeta eres tú
como dijo el poeta,
y el que ha tumbado estrellas
en mil noches
de lluvias coloridas eres tú,
qué tengo yo que hablarte, comandante.
Después… Estoy pensando en todos los cubanos para los que ese “después” trajo consigo la amargura de una profunda decepción. Pablo Milanés fue uno de ellos porque era un idealista, un soñador, un poeta, un trovador enamorado de su tierra y de sus gentes.
La vida no vale nada si no es para perecer
porque otros puedan tener
lo que uno disfruta y ama.
La vida no vale nada si yo me quedo sentado
después que he visto y soñado
que en todas partes me llaman.
La vida no vale nada si tengo que posponer
otro minuto de ser y morirme en una cama.
La vida no vale nada si en fin lo que me rodea
no puedo cambiar cual fuera lo que tengo y que me ampara.
Y por eso para mí
la vida no vale nada.
Ésa es la faceta que quiero resaltar en este pequeño homenaje a un hombre bueno que acompaña a menudo con su música y sus palabras muchas de mis nostalgias otoñales.
¿Dónde estarán los amigos de ayer,
el hombre fiel que siempre dije amar?
¿Dónde andarán mi casa y su lugar,
mi carro de jugar,
mi calle de correr?
¿Dónde andarán el chico que me amó,
el rincón que escondió
mis secretos de ayer.
¿Dónde estarán? A un lado de mi piel
los guardo bien
y a veces brotarán,
y endulzarán un brusco acontecer,
llenándome de miel que muchos libarán,
me lanzarán al viento
y a mi tiempo me retornarán.
Cuánto gané, cuánto perdí,
cuánto de niña perdí,
cuánto de grande logré,
qué es lo que me ha hecho feliz,
qué cosa me ha de doler.
Si era vivir la infancia
con el ansia de todo saber,
pues al saberlo todo y con nostalgia
ver lo que se fue.
Es preciso constatar que son muchas las canciones de Pablo Milanés que varias generaciones de jóvenes cubanos, latinoamericanos y españoles convirtieron en himnos. Una de ellas fue la dedicada a Chile tras la muerte de Salvador Allende.
Yo pisaré las calles nuevamente
de lo que fue Santiago ensangrentada,
y en una hermosa plaza liberada
me detendré a llorar por los ausentes.
Más temprano que tarde sin reposo
retornarán los libros, las canciones
que quemaron las manos asesinas.
Renacerá mi pueblo de su ruina
y pagarán su culpa los traidores.
Una canción emblemática que en los tiempos actuales puede aplicarse por desgracia a demasiadas ciudades del mundo. Kiev es la más cercana a nosotros. Teherán y la Habana quedan más lejos.