ESTANTERÍAS VACÍAS

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Alguien, no sé cuándo, ¿cómo saberlo?,
tal vez comience a leer estos versos
que anclan mi poema en el tiempo,
cuando yo no conforme lo visible,
cuando me escape desde los sueños
a ese lugar donde la luz se pierde.

De este modo inicia Ricardo Bellveser el poema que titula Lector desconocido. Es un poema largo, casi una confesión, un resumen de vida, un testamento. La última reflexión a la intemperie de un poeta que opta por despedirse en un libro, Estanterías vacías, cuya lectura duele por lo auténtico.
Los que hemos tenido la suerte de coincidir en varias ocasiones con Ricardo Belveser, sabemos de su apego a la existencia, su afán por conocer, por experimentar, por expandirse, por disfrutar de los placeres que la vida ofrece.
Hubo momentos, ahora inolvidables, en los que compartimos con gusto su locuaz entusiasmo, su cálida sonrisa, su defensa cerrada de lo que consideraba valioso: la amistad, la cultura, el conocimiento.
Todo ello hace más complicada la lectura de un libro que empieza contemplando las estanterías vacías de una biblioteca que guardaba el saber en multitud de libros que él ha decidido regalar “para poner a salvo sus historias eternas”. De ese modo han quedado:

Las estanterías vacías.
El péndulo del reloj, detenido.
El viento en calma chicha.
El sol abrasador, la brisa muda.
…………………………………………………
Todo anuncia el fin y el fin adviene.
 
Conforme pasa el tiempo y la seguridad que me proporcionaban las personas queridas merma con cada ausencia, soy más y más consciente de todo lo que sobra. De las cosas que cuidaba con mimo, de las que alguna vez pude enorgullecerme, de las que supusieron un refugio, “el alma de las cosas me cobija”.
 
Es la vida una biblioteca interminable,
la justificación del universo, una infinita
librería en la que cada persona es un tomo
y no a todos estimamos por igual,
y de todos obtenemos alguna misteriosa consigna
que en brújula se convierte.

Quizá por eso entiendo de manera especial a Bellveser. Lo entiendo, incluso, cuando se refiere a las diversas muestras de amor a los libros que nos han precedido: Borges, Asurbanipal, El foro de Trajano, Alejandría, Pérgamo. Es grato que la línea no se rompa. Supongo que el adiós se hará más leve si te haces uno con lo que tanto amaste y te entregas de forma generosa.

Lo he hecho por amor,
qué cosas se hacen por amor
si es por amor que se hacen.

Aun así, pienso que es complicado despedirse. Aunque seas consciente de que la vida es una larga despedida, hacerlo en unos versos, mientras pasas revista a lo que fue tu ayer y te desnudas de cualquier ornamento para mostrarte tal y como eres, o como crees que eres y te perciben los que te rodean.

 No nos dejemos engañar:
tras cada persona, tras cada personaje,
hay, al menos, una verdad inconfesable
que nunca será desvelada.

De una manera u otra, todos aquellos que amamos la poesía y por ende a los que son capaces de sentirla y expresarla del modo en que lo hace Ricardo Bellveser, sabremos valorar en su valor exacto los poemas de un libro que llega a lo más hondo porque carece de todo artificio. El adiós que nos brinda duele, sencillamente porque es verdadero.

 

Título: Estanterías vacías

Autor: Ricardo Bellveser

Editorial: olé libros

 

Por Mª José Alés

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