Por Kiko Sanjuán
El ilustrador de la portada de este nuevo número de Opticks Magazine es Miguel Cerro, un ilustrador y diseñador gráfico cordobés cuya carrera viene avalada por numerosos premios, el último, el Premio Internacional Compostela de álbum Ilustrado.
Cerro es un artista totalmente entregado a su trabajo, al que le dedica mucho tiempo tanto a la documentación como a la realización. Se confiesa un autor muy exigente consigo mismo, lo que le lleva, por ejemplo, a rehacer por completo un libro, después de más de un mes de trabajo, si no está totalmente satisfecho con el resultado, pues según nos cuenta él mismo, cualquier detalle que aparezca en su trabajo tiene un porqué, una razón de ser, nada es casual. Y a pesar de todo, y desde Opticks somos conscientes de ello y se lo agradecemos, siempre está dispuesto a colaborar con nosotros, pues desde el 2011 son varias las ilustraciones que ha publicado en nuestro magazine.
Antes de comenzar con esta entrevista felicitarte por el último premio recibido por tu cuento Y se hizo la luz, galardonado en el VIII Premio Internacional Compostela de Álbum Ilustrado y editado por Kalandraka. ¿Cuánto ha intervenido el factor suerte en este premio?
Muchas gracias. Pues imagino que la suerte es uno de esos ingredientes necesarios cuando participas en un concurso. A todo el mundo le llama la atención cuando ganas un premio así, pero para ganarlo tienes que haber concursado con anterioridad. Yo me he presentado unas cuatro o cinco veces, creo, en las ocho ediciones que llevan. Uno intenta mejorar, y sé que mi trabajo de hoy nada tiene que ver con el de hace tres años o cuando empecé, pero sí, la suerte siempre es partícipe.
¿Cómo es el proceso creativo cuando se trabaja para un público infantil? ¿Crees que la lectura de imágenes es importante para el posterior desarrollo lector del niño?
Más que importe lo veo fundamental, o por lo menos yo me lo tomo así. Por una parte, como ilustrador, la lectura de las imágenes es otro medio de comunicación. No me gusta cuando te piden o insinúan que una ilustración es para acompañar un texto, esto es un error, se puede contar mucho con una ilustración. Muchas veces se subestima a los niños y la capacidad que tienen para ver cosas en las imágenes que los adultos no ven. Y por otra, es una pieza más en el aprendizaje, en el fomento de la creatividad y en elementos que ayuden a ese desarrollo del niño.
¿Te ha ocurrido alguna vez qua hayas tenido una idea muy clara para un proyecto pero a la hora de ejecutarlo no consigues llegar a ese estado de perfección que tenías planeado?
A menudo y sin tiempo de poder ir hacia atrás y darle otro enfoque. Aunque también me ha pasado lo contrario, no hacerle tanto caso a algo, esforzarte menos ya que tienes otro proyecto más importante y luego quedar un trabajo mejor incluso que el importante.
Cuándo finalizaste Y se hizo la luz para enviarlo al concurso, ¿cambió mucho la historia respecto a tu idea inicial?
La verdad es que diseñé y escribí varias historias pero no me terminaban de convencer; después se me metió en la cabeza que el personaje central fuera un zorro y a partir de ahí creé la historia definitiva entorno a él. En este caso no varió demasiado, normalmente sobre la marcha voy cambiando cosas tanto en la ilustración como luego en el texto, pero en este caso no fueron cambios muy grandes como en otros proyectos.
En alguna ocasión has comentado que has llegado incluso a rehacer un libro después de un mes de trabajo, ¿podemos decir que eres un perfeccionista compulsivo?
Pues se podría decir que sí. Soy muy exigente conmigo mismo y nunca termino de estar contento con lo que hago. La satisfacción de un trabajo bien hecho, bien bajo mi criterio, no me dura demasiado. Eso tiene su lado bueno y su lado malo. El bueno es que esa exigencia por hacerlo todo mejor hace que evolucione y mejore en mi trabajo y no me relaje o estanque. Lo malo, que apenas disfruto de ese trabajo ya que pienso que a la semana siguiente puedo hacerlo mejor. Lo de querer rehacer un libro con más de un mes de trabajo es verídico, me ha pasado.
El tipo de ilustración que haces tiene unos rasgos muy característicos como por ejemplo brazos largos, los ojos muy separados, siempre uno más grande que otro, o bien los dos cuando miran de perfil, tal y como podemos percibir en la ilustración de la portada, ¿de dónde provienen tus personajes?
El estilo marcado es importante, les guste o no a los demás, pero eso sí, que te recuerden y sepan que es tuyo. Para llegar a eso hay miles de estímulos, de referencias… yo los buscos en todas partes, y, por supuesto, de grandes ilustradores. Hay que mirar mucho y fijarse bien en todo lo que nos rodea. La originalidad cada día es más difícil. Yo intento coger de aquí y de allá, pero sutilmente y trabajándolo, copiar está feo, y se llega a pocos sitios con ello, pero sí se pueden coger ideas, conceptos, etcétera, trabajarlos para adaptarlos a tus obras y darle tu toque, dependiendo un poco del trabajo. Con todo esto intento deformar un poco la realidad y crear vistas, posturas o planos imposibles, a la gente, pero sobre todo a los niños, les llama la atención y les hace pensar y preguntarse por qué es así. Evidentemente tiene un porqué, me gusta trabajarlo siempre, no hay cosas por casualidad, todo tiene una explicación.
Y ya que hablamos de la portada, de todo lo que podía simbolizar o representar la suerte por qué te decantaste por un naipe, ¿cómo te surgió la idea? ¿Fue un chispazo fruto del azar o algo más meditado?
Cuando se me planteó el tema de la suerte, me vino la idea casi de inmediato. Eso me pasa mucho. Luego ya hubo cosas que se fueron matizando y retocando, pero la idea principal quería que fuera un naipe que además planteara algo.
En los juegos de cartas la suerte, entre otras cosas, es fundamental y muy significativa, la idea me cuadraba muy bien ya que en la contraportada de la revista podría ir el reverso de un naipe.
Después está el mensaje central, la suerte puede ser muy subjetiva, ¿cómo o cuando es uno afortunado? ¿Cuándo tiene dinero? ¿Cuándo tiene poder? O por el contrario, ¿cuándo huye de eso para darle importancia al amor o a la estabilidad individual? Luego además, hay otro detalle y es que la carta tenía que ser un rey de picas, pero he querido transformar esa pica en un trébol de cuatro hojas, símbolo también, en este caso, de la buena suerte.
Otro de los rasgos a destacar de tus ilustraciones es la composición y el colorido ¿Tienes predilección por algún color o alguna paleta preestablecida como norma?
Sí, tengo muy claro que paleta de color usar, sobre todo desde hace un par de años hacia aquí. Las pinturas que compro siempre son las mismas y son colores prácticamente primarios, es decir, la paleta de color y los colores los creo yo desde el principio, nunca saldrá un color exactamente igual.
A lo largo de tu carrera has pasado de ilustrar la obra de otros autores a escribir e ilustrar tu propia obra incluso a crear tu propia editorial. ¿Qué diferencias encuentras entre unas obras y otras? ¿Cómo es la experiencia de autoeditarte?
Cuando ilustro obras de otros autores, cosa que disfruto y espero seguir haciendo por mucho tiempo, es algo que tiene, por decirlo de alguna manera, más reglas, primero por el autor y luego por la editorial, y dentro de lo que haces y aportas como ilustrador, que no es poco, no puedes salirte. Cuando tú eres el que escribe la historia hay menos reglas evidentemente, tú decides, pero cuando además tu eres el que edita, aquello se dispara y ya apenas hay reglas, eso está muy bien, es muy satisfactorio pero también es peligroso, no todo lo que hacemos es publicable ni asegura que se vaya a vender, por lo tanto hay que tener ojo y pensar muy bien en que vamos a arriesgar nuestro dinero. Por suerte los dos proyectos que he sacado están gustando y se van vendiendo poco a poco, teniendo en cuenta, por ejemplo, que uno de ellos, Dejadez, inconformismo y otros retratos, es muy arriesgado.
Tu edición de libros se mezcla con el diseño de packaging, branding, publicidad… ¿cómo se combinan dos profesiones que a veces pueden responder a objetivos tan distintos?
Está claro que lo que más disfruto es la creación de libros, pero se agradece poder hacer otras cosas que también disfruto y cambiar, así te oxigenas y cada proyecto nuevo se coge con ganas; es como si te gusta mucho comer pizza, pero al quinto día de comer y cenar solo pizza ya estás deseando comer otra cosa. Cada proyecto es un reto y siempre hay algo que contar. Yo trabajo en 2 disciplinas muy claras, ilustración y diseño, y luego está cuando se pueden unir las dos y hacer las cosas que hago. Son dos maneras de comunicación y de contar cosas.
¿Dónde te sientes más cómodo en la ilustración o en el diseño gráfico? ¿Qué te exige más?
Me siento más cómodo en la ilustración, está más cercano al arte y es más libre que el diseño donde siempre hay más pautas o reglas de las que no te puedes salir. También está el tema de la expresión. Yo por lo menos tengo más facilidad de expresarme en la ilustración, sobre todo en los libros donde se pueden contar muchas cosas. Pero es cierto que los carteles los disfruto mucho, aunque es un reto mayor porque quiero contar las mismas cosas que puedo contar en una historia pero en una sola imagen, y sin olvidar que ha de ser efectiva y funcional.
Me exijo en las dos disciplinas pero en la ilustración más, es lo que creo que se me da mejor, disfruto más y es una responsabilidad para mí hacerlo bien.
En unas declaraciones del diseñador Alberto Corazón afirmaba que detrás de cualquiera de los logotipos que ha diseñado en su extensa carrera hay un exhaustivo proceso de investigación que le puede llevar a escribir unas 20 páginas previas. En tu caso, ¿en qué momento decides, como autor, que ya has reunido el suficiente material para sentarte a diseñar o a escribir y dibujar la historia?
Depende, todos los trabajos son importantes, pero está claro que unos más que otros. También es verdad que depende a veces de esa suerte o frescura con la que te pille el cuerpo. Yo tengo la facilidad de que cuando me están explicando el trabajo, por correo o por teléfono, ya sea un libro, cartel, o cualquier otro proyecto, paralelamente mi mente lo está visualizando y así es más fácil trabajar. Claro está que no siempre aciertas a la primera, pero te ayuda a que todo se encarrile más rápido.
La documentación para cada proyecto es importante, e intento documentarme en todos los aspectos y busco referencias de todo tipo, hasta en lo más insignificante. Justo ahora estoy preparando un proyecto personal muy importante y grande para mí; el proceso de documentación e investigación, que estoy terminando, empezó en abril del 2014 con un libro de 650 páginas, obras de otros autores en todas las disciplinas sobre esta obra y varios estudios de escritores. Ya tengo dos cuadernos, uno de notas con solo texto y otro de bocetos e ideas… pero como digo es un proyecto de gran envergadura que espero que no tarde mucho en poder publicar ya que desde 2014 lo compagino con todo lo demás.
¿Le prestas atención a las tendencias? ¿Crees que es importante hacerlo?
No demasiado, lo justo. No soy amigo de las modas en ningún aspecto de mi vida, y mucho menos en lo laboral. Pero si es cierto que hay que estudiar el mercado, sobre todo en diseño y ver que se está haciendo, siempre hay estilos de tipografías, de maquetación, de composición que hay que tener por lo menos un poco en cuenta para no salirte demasiado, aunque, como digo, intento no prestarles mucha atención pues al final acabas por hacer lo mismo que los demás; esto además de fácil, no te hace diferenciarte del resto.
¿Qué nuevas técnicas estás experimentando últimamente? ¿Cuáles son tus materiales indispensables?
La pintura acrílica es fundamental, luego el retoque digital para pequeños errores o rematar el color que al escanear hay matices que se pierden. Ahora estoy probando y experimentando con sanguina de colores y carboncillo pero también intento probar efectos con tinta china, papeles distintos, collage… y poder acoplarlo a lo que ya hago. También me gusta probar con otros utensilios para ver como se queda la pintura. Podemos decir que lo que más trabajo son las texturas.
Háblanos de alguna experiencia que hayas vivido como creador que haya constituido para ti un punto de inflexión en tu carrera.
Llevo desde 2008 y desde entonces considero que he ido creciendo, pero he pasado momentos no tan buenos laboralmente. Quizás ese punto de inflexión sea bril de este año cuando gané el Premio Internacional de Compostela. Ahora todo es distinto, aunque para mí mismo nada haya cambiado, soy igual de bueno o igual de malo que antes del premio; sin embargo, para los demás sí que ha variado. Ahora tengo un cariño de muchos compañeros ilustradores que es distinto. Y después esta la relación con las editoriales. Ésta también es muy distinta, ahora sí me ven, ahora sí me hacen caso y sí me dan proyectos cuando antes me costaba cuatro veces más para que simplemente me contestaran a un correo, y encima no me dieran el trabajo. Ahora espero que la cosa siga, como mínimo, igual y que no se olviden de mí dentro de unos meses.
Para terminar, ¿cuál es tu visión de la profesión de ilustrador? ¿Cómo crees que se plantea el futuro de los ilustradores?
¡Hombre!, hacerse rico de la ilustración, creo que no. Para mí son dos conceptos que vistos juntos me chirrían, aunque en mi caso, mientras me dé para comer y vivir dignamente soy feliz. Disfruto mucho de lo que hago y no lo cambio por nada.
Como digo, llevo desde 2008 trabajando profesionalmente en la ilustración, eso es “antes de ayer” en el tiempo, pero si escuchamos a los ilustradores más mayores nos podemos hacer una idea de la decadencia. En los años ochenta, por ejemplo, un ilustrador hacía un cartel y podía vivir 6 meses de ese trabajo, ahora te llaman loco si quieres cobrar por un cartel 600 euros, y dime tú que hacemos hoy en día con 600 euros…, -eso si eres capaz de poder cobrar esa cantidad que evidentemente el precio es inferior, nos confiesa Miguel- La informática imagino que ha tenido que ver en esto y que el vecino del cuarto sepa manejar Photoshop y te haga el cartel por 70 euros imagino que también, pero bueno, el intrusismo, la fullería y la piratería están en todas o casi todas las profesiones. Yo tengo fe en que haya, que los hay, clientes que de verdad valoren un trabajo bien hecho por un profesional, pero hay que encontrarlos. El tema de los libros si me preocupa mucho, estamos en una burbuja editorial donde las editoriales publican por encima de sus posibilidades y no pagan a los creadores de los libros porque se les está yendo de las manos. Todos los días hay noticias negativas sobre el tema y es una pena. Un libro es algo que tiene que ser perdurable en el tiempo, y no simplemente dos meses en la estantería de la librería y luego lo relegamos con otra novedad para poder publicar más que la competencia, y de ese modo parezca que solo hay libros de uno solo. Ahora los libros en muchas editoriales solo tienen una única primera edición, los adelantos son cada vez más pobres y ridículos, y por el contrario el libro es algo que tiene mucho trabajo. No sé cómo acabará esto cuando esa burbuja explote y qué panorama se nos plantea a los ilustradores; cuando llegue habrá que verlo, habrá que adaptarse y buscar alternativas. Otro caso es el tema del cómic y la animación, que creo que sí que están en auge y les auguro un buen futuro, aunque fuera de España, claro.
Puedes leer el número 19 de Opticks Magazine completo
Publicación : 23 de noviembre de 2015