Acabo de leer, sin demasiado esfuerzo, dos novelas publicadas recientemente que podrían servir como entretenimiento en vacaciones.
Una de ellas, Lo que esconde tu nombre de Clara Sánchez, obtuvo el Premio Nadal 2010.
El argumento gira en torno a los nazis que, tras la 2ª Guerra Mundial, buscaron un lugar seguro en la costa levantina donde vivir como personajes anónimos.
Los principales protagonistas del libro son:
-Julián, judío superviviente de un campo de concentración que recibe la carta de un amigo con el que se dedicó de joven a la “caza de nazis”. La carta le lleva a viajar desde Argentina a España, país en el que, impulsado por una serie de acontecimientos imprevistos, inicia de nuevo la búsqueda de criminales nazis.
-Sandra, joven embarazada de un hombre al que no quiere, llega al lugar en busca de respuestas a sus muchas dudas existenciales, viéndose envuelta en una trama que desconoce y en la que termina implicándose por entero.
A pesar de que es una historia escrita con la intención de conseguir un premio (tiene los ingredientes necesarios), se lee con interés y no exige especiales calentamientos de cabeza. Así que puede ayudarnos a hacer más llevaderas las horas de calima.
Una de ellas, Lo que esconde tu nombre de Clara Sánchez, obtuvo el Premio Nadal 2010.
El argumento gira en torno a los nazis que, tras la 2ª Guerra Mundial, buscaron un lugar seguro en la costa levantina donde vivir como personajes anónimos.
Los principales protagonistas del libro son:
-Julián, judío superviviente de un campo de concentración que recibe la carta de un amigo con el que se dedicó de joven a la “caza de nazis”. La carta le lleva a viajar desde Argentina a España, país en el que, impulsado por una serie de acontecimientos imprevistos, inicia de nuevo la búsqueda de criminales nazis.
-Sandra, joven embarazada de un hombre al que no quiere, llega al lugar en busca de respuestas a sus muchas dudas existenciales, viéndose envuelta en una trama que desconoce y en la que termina implicándose por entero.
A pesar de que es una historia escrita con la intención de conseguir un premio (tiene los ingredientes necesarios), se lee con interés y no exige especiales calentamientos de cabeza. Así que puede ayudarnos a hacer más llevaderas las horas de calima.
La siguiente novela se titula La casa del propósito especial de John Boyne, el mismo autor de El niño con el pijama de rayas.
Si con el citado libro consiguió un enorme éxito, aunque yo nunca lo recomendaría, con el que ahora publica debe pretender algo similar.
El problema es que ha elegido un escenario: la Rusia de Alexis Romanov, que, siglo más siglo menos, han puesto al alcance de nuestra mente y nuestros ojos grandes escritores, como Tolstoy, Chejov, o Dostoievsky, con los que resulta un tanto arriesgado compararse.
De todas formas, y vuelvo al principio del escrito, si buscamos sólo entretenernos y valoramos la capacidad de John Boyne para inventarse historias increíbles que no alteren el ánimo ni provoquen insomnio, este libro es muy recomendable.
Si con el citado libro consiguió un enorme éxito, aunque yo nunca lo recomendaría, con el que ahora publica debe pretender algo similar.
El problema es que ha elegido un escenario: la Rusia de Alexis Romanov, que, siglo más siglo menos, han puesto al alcance de nuestra mente y nuestros ojos grandes escritores, como Tolstoy, Chejov, o Dostoievsky, con los que resulta un tanto arriesgado compararse.
De todas formas, y vuelvo al principio del escrito, si buscamos sólo entretenernos y valoramos la capacidad de John Boyne para inventarse historias increíbles que no alteren el ánimo ni provoquen insomnio, este libro es muy recomendable.
"El niño del pijama de rayas" hay que verlo más bien como un libro para niños o jóvenes, una manera de acercarles el holocausto. Desde este punto de vista creo que puede ser un libro recomendable, por ejemplo en los institutos. No he leído el segundo libro de Boyne, pero sí, escribir sobre el paisaje de los clásicos rusos es arriesgado.
Yo tampoco recomendaría "El niño con el pijama de rayas", como no recomendé en su momento la premiadísima y alabadísima película "La vida es bella", de la que a mi parecer sólo se salva la espléndida banda sonora.
Me parece que tanto a Boyne como a Benigni se les debe reprochar sus frívolas interpretaciones de un tema tan serio como el Holocausto, e incluso creo que, para esa frivolidad, la excusa de la utilización de niños o del acercamiento a los jóvenes es más un agravante que una eximente.