La novela Los días del arcoíris del escritor chileno Antonio Skármeta ha obtenido el Premio Iberoamericano de Narrativa Planeta-Casamérica 2011 y es la segunda obra que leo de este autor. La primera fue El cartero de Neruda y me gustó tanto, que la he recomendado muchas veces. Ésta, sin embargo, aun estando muy bien escrita, creo que adolece de cierta superficialidad en el análisis de personajes y situaciones.
Aunque tal vez la ligereza aparente sea sólo una añagaza del escritor, que contribuya a superar un periodo convulso y trágico en la historia de Chile: la dictadura del general Augusto Pinochet que gobernó el país desde 1973 a 1988.
Es precisamente en el año 1988 cuando se desarrolla la trama del libro. Trama que tiene a dos protagonistas principales: Nico Santos, adolescente de 18 años que nos cuenta en primera persona lo que acontece tras la desaparición de su padre, el profesor Santos, detenido mientras imparte su clase habitual de filosofía; la incertidumbre y el miedo de esos momentos, sin saber si terminará siendo uno más entre los miles de desaparecidos; y Andrés Bettini, publicista represaliado por la dictadura, que recibe el encargo de crear un spot publicitario de sólo quince minutos, con el que deberá defender el “no” en el referéndum organizado por el régimen para legitimar el gobierno de Pinochet, garantizando así su permanencia.
Se le ha llamado a esta novela “de reconciliación” porque no se ensaña con nadie. Deja claro que la dictadura fue terrible, no oculta los crímenes, las represalias, el miedo, la falta de libertad, las desapariciones…, pero no se recrea en la tragedia. Su mirada se detiene más en elementos optimistas y amables; el título del libro dice mucho al respecto, el arcoíris como símbolo de esperanza.
La dictadura de Pinochet terminó en la práctica en 1988, han transcurrido hasta la publicación del libro de Skármeta 23 años. El fin de la dictadura de Franco se produjo en 1978, al aprobarse la Constitución democrática, los años transcurridos son 33 y aún la mayor parte de las obras que se escriben sobre ese periodo y el anterior (República y Guerra Civil), siguen hurgando en las heridas que provocaron los acontecimientos políticos, militares, sociales y religiosos acaecidos entonces.
¿Hasta cuándo seguiremos, como en la pintura de Goya, dándonos estacazos los unos a los otros?
¿Hasta cuando deberemos repetir con Antonio Machado aquello de: “Españolito que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón”?
Por mi parte, humildemente, hoy quiero apropiarme del placer que ha debido sentir Antonio Skármeta escribiendo una “novela de reconciliación” y, para que el placer sea aún mayor, recibir un premio por ella.
Aunque tal vez la ligereza aparente sea sólo una añagaza del escritor, que contribuya a superar un periodo convulso y trágico en la historia de Chile: la dictadura del general Augusto Pinochet que gobernó el país desde 1973 a 1988.
Es precisamente en el año 1988 cuando se desarrolla la trama del libro. Trama que tiene a dos protagonistas principales: Nico Santos, adolescente de 18 años que nos cuenta en primera persona lo que acontece tras la desaparición de su padre, el profesor Santos, detenido mientras imparte su clase habitual de filosofía; la incertidumbre y el miedo de esos momentos, sin saber si terminará siendo uno más entre los miles de desaparecidos; y Andrés Bettini, publicista represaliado por la dictadura, que recibe el encargo de crear un spot publicitario de sólo quince minutos, con el que deberá defender el “no” en el referéndum organizado por el régimen para legitimar el gobierno de Pinochet, garantizando así su permanencia.
Se le ha llamado a esta novela “de reconciliación” porque no se ensaña con nadie. Deja claro que la dictadura fue terrible, no oculta los crímenes, las represalias, el miedo, la falta de libertad, las desapariciones…, pero no se recrea en la tragedia. Su mirada se detiene más en elementos optimistas y amables; el título del libro dice mucho al respecto, el arcoíris como símbolo de esperanza.
La dictadura de Pinochet terminó en la práctica en 1988, han transcurrido hasta la publicación del libro de Skármeta 23 años. El fin de la dictadura de Franco se produjo en 1978, al aprobarse la Constitución democrática, los años transcurridos son 33 y aún la mayor parte de las obras que se escriben sobre ese periodo y el anterior (República y Guerra Civil), siguen hurgando en las heridas que provocaron los acontecimientos políticos, militares, sociales y religiosos acaecidos entonces.
¿Hasta cuándo seguiremos, como en la pintura de Goya, dándonos estacazos los unos a los otros?
¿Hasta cuando deberemos repetir con Antonio Machado aquello de: “Españolito que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón”?
Por mi parte, humildemente, hoy quiero apropiarme del placer que ha debido sentir Antonio Skármeta escribiendo una “novela de reconciliación” y, para que el placer sea aún mayor, recibir un premio por ella.