Al comprobar que entre los libros más vendidos en los últimos meses figuraban varios de la escritora australiana Kate Morton, se me ocurrió pedir uno de ellos en la biblioteca municipal, y Kiko me prestó El jardín olvidado.
El jardín olvidado es una extensa obra (537 páginas), cuya lectura no requiere esfuerzo intelectual alguno. Así que puede ser recomendable en un viaje largo, una estancia hospitalaria no traumática, la convalecencia de una gripe o cualquier otra ocasión en que necesitas ayuda externa para “pasar el tiempo”.
El relato pretende emular a las novelas inglesa del siglo XIX escritas por autoras de la talla de las hermanas Brontë (Cumbre Borrascosas, Jane Eyre…), con sus historias llenas de misterio, amores desgraciados, paisajes tenebrosos, hombres y mujeres atormentados, diferencias sociales acusadas y determinantes, etc.
El problema es que la pretensión se queda en eso, y El jardín olvidado, por la cantidad de personajes y situaciones nuevas que va introduciendo progresivamente, no pasa de ser un folletín indicado para leer en las ocasiones que he señalado con anterioridad.
El retrato de personas y ambientes resulta superficial, cursi o pretencioso, y se acumulan con poco sentido los elementos que pretenden aportar misterio o dar cabida a la tragedia: maleta, cuentos de hadas, laberinto, manzano, roca, gruta, asesino por encargo, tío fotógrafo y lisiado, etc. El argumento gira alrededor de dos personajes principales: una niña de cuatro años a la que cierta misteriosa mujer que ella llama la Autora deja en un barco con destino a Australia y que, al confesarle el día de su veintiún cumpleaños el hombre australiano que la recogió en el puerto, la ha educado como a una hija y le ha puesto el nombre de Nell O´Connor, que es adoptada, decide buscar sus orígenes en una investigación que la conduce a la costa de Cornualles; y su nieta Cassandra, que, a la muerte de Nell, recibe en herencia una cabaña en dicha costa y, viajando hasta ella, descubre finalmente la verdad sobre los antepasados de su abuela, resuelve el misterio de la niña dejada en el barco y, de paso, encuentra el amor.
En resumen y después de una atenta lectura, considero que la novela de Kate Morton, El jardín olvidado, resulta bastante apropiada para que las féminas nos evadamos durante unas horas de las preocupaciones diarias. Algo que, si lo pensamos bien, en los tiempos que corren tiene un considerable valor.
El jardín olvidado es una extensa obra (537 páginas), cuya lectura no requiere esfuerzo intelectual alguno. Así que puede ser recomendable en un viaje largo, una estancia hospitalaria no traumática, la convalecencia de una gripe o cualquier otra ocasión en que necesitas ayuda externa para “pasar el tiempo”.
El relato pretende emular a las novelas inglesa del siglo XIX escritas por autoras de la talla de las hermanas Brontë (Cumbre Borrascosas, Jane Eyre…), con sus historias llenas de misterio, amores desgraciados, paisajes tenebrosos, hombres y mujeres atormentados, diferencias sociales acusadas y determinantes, etc.
El problema es que la pretensión se queda en eso, y El jardín olvidado, por la cantidad de personajes y situaciones nuevas que va introduciendo progresivamente, no pasa de ser un folletín indicado para leer en las ocasiones que he señalado con anterioridad.
El retrato de personas y ambientes resulta superficial, cursi o pretencioso, y se acumulan con poco sentido los elementos que pretenden aportar misterio o dar cabida a la tragedia: maleta, cuentos de hadas, laberinto, manzano, roca, gruta, asesino por encargo, tío fotógrafo y lisiado, etc. El argumento gira alrededor de dos personajes principales: una niña de cuatro años a la que cierta misteriosa mujer que ella llama la Autora deja en un barco con destino a Australia y que, al confesarle el día de su veintiún cumpleaños el hombre australiano que la recogió en el puerto, la ha educado como a una hija y le ha puesto el nombre de Nell O´Connor, que es adoptada, decide buscar sus orígenes en una investigación que la conduce a la costa de Cornualles; y su nieta Cassandra, que, a la muerte de Nell, recibe en herencia una cabaña en dicha costa y, viajando hasta ella, descubre finalmente la verdad sobre los antepasados de su abuela, resuelve el misterio de la niña dejada en el barco y, de paso, encuentra el amor.
En resumen y después de una atenta lectura, considero que la novela de Kate Morton, El jardín olvidado, resulta bastante apropiada para que las féminas nos evadamos durante unas horas de las preocupaciones diarias. Algo que, si lo pensamos bien, en los tiempos que corren tiene un considerable valor.
Estos son los libros que a mí me gustan: fáciles de leer. Gracias.
¡Enhorabuena! Coincide con miles de personas, tantas como lectores de Kate Morton.