LOS HERMANOS HIMMLER (HISTORIA DE UNA FAMILIA ALEMANA)

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Tras leer el comentario que Manel añadió a mi reseña del libro de Laurent Binet, HHhH, “El cerebro de Himmler se llama Heydrich”, me propuse buscar la obra a la que él alude escrita por la sobrina-nieta del citado nazi, Katrin Himmler.
Con esta obra, que tiene por título Los hermanos Himmler, Historia de una familia alemana, la joven pretende descubrir lo que había de verdad en los relatos que sobre el pasado de sus parientes se escuchaban dentro del entorno familiar.
Comienza así una investigación de varios años para la que se sirve de archivos históricos y familiares, de diarios oficiales y cartas personales, de testimonios de los que vivieron y padecieron esos aciagos tiempos y de especialistas en las cuestiones tratadas. Todo lo cual le lleva a confeccionar un libro denso de 406 páginas que dedica a su hijo, ya que le ofrece la posibilidad de contestar con informaciones precisas cuando éste le pregunté por qué una parte de su familia intentó exterminar a la otra, (Katrin Himmler está casada con un judío).
La historia de la familia que compone Katrin se remonta a su bisabuelo Gebhard Himmler, profesor de filología, amante de la disciplina, la rectitud y el decoro, nacionalista convencido y preocupado siempre por ascender en la escala social con el propio esfuerzo y valiéndose de amistades bien situadas. Esa rectitud y ese apego radical y absoluto a las enseñas patrias: “A los hijos edúcalos para que sean hombres de convicciones alemanas”, se los transmitió eficazmente a sus tres vástagos: Gebhard, Heinrich y Ernst, tío abuelo de Katrin.
Tras las exigencias educativas y sociales de la infancia, prolongadas durante la adolescencia, llega el desastre de la 1ª Guerra Mundial, el tremendo castigo que se impuso a Alemania en los acuerdos del Tratado de Versalles, el nacimiento del nacionalsocialismo y la llegada de Hitler al poder. Katrin Himmler analiza con imparcialidad sorprendente cómo vivió su familia cada uno de los acontecimientos citados. El imparable ascenso de Heinrich Himmler hasta los más altos cargos decisorios del régimen nazi, entre otros “comisario del Reich para el Fortalecimiento de la Etnia Alemana” (RFK), su consiguiente responsabilidad en el asesinato de millones de judíos, polacos y eslavos, todos considerados inferiores y despojados de cualquier atisbo de humanidad, “Tenemos la obligación de despiojarnos”; la frialdad con la que tomaba decisiones espeluznantes regresando después regresar a su casa convertido en un padre cariñoso y en un hijo y hermano ejemplar.
Pero no queda ahí la denuncia de la escritora, que no exime de responsabilidades en los hechos que cuenta a su tío abuelo Gebhard y a su abuelo Ernst. También ellos fueron nazis convencidos y se aprovecharon del poder de Heinrich para medrar, vivir muy bien y, una vez terminada la 2ª Guerra Mundial, intentar que se salvasen sus respectivas familias.
Insisto en que el libro reúne tal cantidad de datos, que no se puede discutir nada de lo que expone porque se apoya en ellos. Pienso que los aficionados a la historia lo deben considerar muy valioso. También todos los lectores que deseen profundizar con objetividad y rigor en una etapa histórica deleznable.
Como idea final, no me sorprende el papel de la educación (banderas, uniformes, himnos, desfiles, asociaciones de jóvenes, etc.), la propaganda y los medios de comunicación de la época en el desarrollo de la doctrina nacionalsocialista, ya que todo eso es propio de los regímenes totalitarios. Lo que sí me sorprende es que la mayor parte del pueblo alemán, orgulloso de su origen germánico y su raza aria, mirase hacia otro lado cuando se estaba exterminando a los considerados inferiores y que, incluso hoy haya personas que se apoyan en mitos étnicos y en falsos patriotismos para justificar sus diferencias.

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