Afirma Helene Hanff en el libro del que hablé la semana pasada, 84, Charing Cross Road, que no merecen ser conservadas las obras que no apetezca releer.
Así que, aunque no comparta al cien por cien una afirmación tan radical (peligraría buena parte de mi biblioteca), he decidido disfrutar por un tiempo releyendo libros de los que soy propietaria y que recuerdo con especial cariño. Uno de ellos es el ya nombrado y otro el que presentaré a continuación.
Se trata de Balzac y la joven costurera china, relato en gran parte autobiográfico del escritor y cineasta chino Dai Sijie.
Dai Sijie nos cuenta una historia acaecida durante el proceso de reeducación al que fueron sometidos jóvenes estudiantes, intelectuales y profesionales de todas las áreas: médicos, ingenieros, profesores universitarios, etc. durante la revolución comunista que llevó a cabo Mao Zedong.
Recordemos que, al igual que a todos los dictadores, a Mao le molestaba la cultura y, por ende, los libros. Es decir, aquello que hace a los seres humanos libres y les proporciona un criterio para no ser manejados por ninguna clase de poder. Así que ordenó a sus huestes quemar libros, menos el llamado “Rojo” que contenía las consignas destinadas a doctrinar al pueblo.
En el proceso de reeducación citado, dos jóvenes de 16 y 17 años son enviados a una aldea perdida en las montañas del Fénix del Cielo, cerca de la frontera con el Tíbet, (Dai Sijie se “reeducó” en ese lugar de 1971 a 1974). Allí trabajan en el campo y las minas, rodeados de campesinos analfabetos y en condiciones casi infrahumanas.
Sin embargo, no es eso lo que se destaca en el relato, sino lo que acaece tras el descubrimiento por parte de los jóvenes de una maleta llena de libros de Balzac, Dumas, Stendhal o Romain Roland, que guardaba en su vivienda de una aldea cercana otro joven que también estaba siendo reeducado.
El encuentro con las obras prohibidas cambia la vida de los muchachos, haciéndoles olvidar la dureza de su cautiverio. Al mismo tiempo, conocen a la preciosa hija de un famoso sastre del lugar, enamorándose ambos de ella y conquistándola gracias a las historias que contienen los libros que leen a escondidas.
Insisto en que Balzac y la joven costurera china es una joya por la profundidad de las ideas que expone de manera ligera y, a ratos, humorística; por el valor que otorga a la literatura, por la belleza que atesoran sus páginas y por lo bien que escribe su autor. Es un placer leerlo y releerlo.