La ciudad en invierno, libro que nos aconsejó leer su autora, Elvira Navarro, durante la entrevista que le hicimos en Opticks, como el mejor modo de introducirnos en su prosa, no es una obra amable.
Aunque la protagonista sea una niña, Clara, en algunos capítulos ya púber, la sobriedad de detalles que impliquen ternura y el hecho de que cuando las situaciones creadas por la escritora dan pie para que se produzcan, siempre haya algo que los difumine: el aspecto de las personas, sus pensamientos, su actitud forzada…, provoca en el lector una incomodidad que, al principio, puede parecerle inexplicable (en el primer capítulo, titulado Expiación, se nos muestra a una niña pequeña bañándose en la piscina de un chalet en el campo, al cuidado de dos personas mayores que se esfuerzan por atenderla).
Lo que sucede es que Elvira Navarro, sin aportarnos demasiados datos, con las palabras justas, consigue transmitirnos esa sensación de incomodidad a la que ya he aludido.
Sensación que eclosiona en el segundo capítulo, en el que la niña en plena pubertad resulta francamente repulsiva.
Quizá el origen de los hechos rechazables descritos en el capítulo citado pudiera estar en los que vienen a continuación, empezando por el que comparte título con el libro: La ciudad en invierno. Pero afirmar esto resultaría demasiado simple. El comportamiento de Clara, su forma de pensar, su alejamiento de la realidad que le rodea, adentrándose en mundos marginales, extraños y peligrosos, no admite explicaciones lógicas.
De modo que, sin que pueda ser considerada una novela de aprendizaje y sin respetar en absoluto la estructura tradicional: exposición, nudo y desenlace; sólo valiéndose de un cuidado y exacto lenguaje, yendo y viniendo de atrás adelante y de adelante atrás con pinceladas cortas y hasta brutales, La ciudad en invierno crea unos ambientes que llevan al lector, si entra en la historia, a mirar al exterior, si no con miedo, sí con un poco de desasosiego.
Y si se queda fuera, analizando el texto con los ojos de un crítico literario, a valorar muy positivamente a la escritora nacida en Huelva y afincada en Madrid que recibió por ésta, su primera novela, publicada en el año 2007, junto a las unánimes alabanzas de la crítica, el reconocimiento como Nuevo Talento Fnac.