LAS AFUERAS

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Escucho en la radio las respuestas de Luis Goytisolo a una de las muchas entrevistas que se le hacen por el hecho de haber conseguido el Premio Nacional de las Letras Españolas.

De todas ellas deduzco que es un autor complejo, no adscrito a movimiento literario alguno, que se exige mucho al escribir y que considera que la novela en su concepción clásica ha desaparecido a consecuencia, entre otras razones, de la rapidez con la que acostumbramos a vivir en los últimos tiempos. 
En la misma entrevista, Luis Goytisolo recomienda que aquellos que deseen iniciarse en la lectura de su obra empiecen por un libro titulado Fábulasque considera de gran actualidad.
Al no poder encontrar dicho libro (volvemos a las prisas), releo Las afueras, novela que el escritor barcelonés publicó en el año 1958 y con la que obtuvo el premio Biblioteca Breve.
Aun recibiendo la calificación de novela, Las afueras está compuesta por un conjunto de relatos que el entonces joven autor sitúa en escenarios rurales y urbanos (provincia y ciudad de Barcelona) a los dieciocho años de haberse acabado la guerra civil.
Contada en tercera persona, los protagonistas, cuyos nombres se repiten en las distintas historias, nos muestran, utilizando un lenguaje costumbrista y a través de sus reflexiones, diálogos y acciones, el cambio social, económico y cultural que empieza a producirse. La economía, sobre todo agraria, coexiste con el desarrollo de las fábricas, a las que los jóvenes aspiran a incorporarse. También el campo se moderniza llegando los primeros tractores.
Los conflictos que surgen al convivir mentalidades diferentes en entornos hostiles están expuestos con un realismo en el que subyace la crítica más descarnada.
Personajes que vivieron la guerra malviven ahora al margen del sistema, intentando conservar algún atisbo de dignidad. Mujeres embrutecidas por el trabajo. Niños a los que la miseria o la costumbre obligan a abandonar la infancia. Diferencias sociales que cuesta erradicar. El bar siempre presente. Antiguos propietarios añorando pasadas grandezas. Incipientes banqueros ya egoístas, etc., etc.
Todos ellos se mueven por paisajes descritos con enorme lirismo tratándose del campo (las afueras) y no tanto en lo que se refiere a la ciudad: barrios marginales, pensiones y garitos de mala muerte.
Volviendo a la consideración de novela que Luis Goytisolo aplica a Las afueras y que algunos críticos discutieron cuando se publicó, pienso en otra de las respuestas que escuché en la entrevista citada: afirma Luis Goytisolo que su obra requiere la colaboración del lector.
En mi caso es muy cierto. Mientras leía el libro, intentaba encontrar de manera automática el nexo de unión entre los relatos: la expresión “las afueras” repetida en algunos, los nombres de los ricos (Álvaro, Augusto, Víctor, Ignacio, Magdalena…) y de los pobres (Ciriaco, Mingo, Nap, Roig, Dineta…), Las circunstancias vividas por unos y por otros, la posible moraleja a extraer, etc.
Pero creo que cada lector se enfrentará a esta obra de un modo diferente y diferentes serán las conclusiones que extraiga de ella.
Yo recomiendo Las afueras porque, dejando a un lado las polémicas sobre su estructura, nos permite comprobar lo bien que escribía Luis Goytisolo a los 23 años y nos aproxima a una realidad social dibujada magistralmente y en bastantes aspectos superada.

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