JUEGO Y DISTRACCIÓN

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Voy a la biblioteca en busca de un libro no demasiado extenso que pueda comentar esta semana que preveo atareada.
Vuelvo a casa con Juego y distracción, novela escrita en el año 1967 por James Salter, autor norteamericano del que nunca oí hablar hasta ahora.
He elegido Juego y distracciónporque Muñoz Molina, en cuyo criterio confío, se refiere a este libro de forma admirativa diciendo lo siguiente: “Salter logra lo que parece imposible, y de hecho casi siempre lo es: la dulzura explícita del sexo limpia de grosería, la sugestión de lo secreto y lo sagrado que ocurre entre dos amantes en el interior de una habitación”.
Al parecer, James Salter se inspiró para diseñar el principal personaje femenino de su novela, Anne-Marie, en una joven de 18 años que conoció en Francia allá por los años cincuenta, época y país en los que sitúa el relato.
La historia nos la cuenta en primera persona un narrador del que no llegamos a saber demasiado, sólo que es fotógrafo ocasional, que tiene amigos sofisticados y de clase alta, que una pareja de estos amigos le prestan la casa que poseen en una ciudad francesa de provincias; que viaja hasta ella en tren en un recorrido explicado con frases cortas y directas que son casi fotografías de los lugares que atraviesa y de las personas con las que coincide, en una país en blanco y negro extrañamente silencioso; y que ya en casa recibe la visita de Dean, joven norteamericano que había abandonado sus estudios en Yale y al que conoció en una de las reuniones con sus superficiales amigos.
El joven se presenta con un coche antiguo pero de gran precio y juntos se dedican a recorrer la zona. Hasta que Dean encuentra a Anne-Marie, oficinista de 18 años que no pertenece a su clase social, pero de la que se enamora convirtiéndose en amantes.
En adelante, el narrador nos describe la relación amorosa que se establece entre Dean y la chica por medio de un relato en parte atormentado y envidioso, en el que ha de inventarse multitud de elementos, así nos lo confiesa, intuyendo el final que no resulta demasiado amable.
Hay quien afirma que las muchas escenas de sexo que aderezan la historia determinó que, en principio, Juego y distracción  no obtuviese el éxito esperado (recordemos que la novela fue publicada en 1967).
Pero poco a poco los críticos han ido descubriendo y valorando la forma de escribir de James Salter, antiguo militar de carrera y piloto de las Fuerzas Aéreas (características profesionales que determinan, según mi parecer, el modo de tratar a los distintos personajes y ambientes),  y ahora, cuando ha cumplido ya 85 años, recibe toda clase de elogios y sus libros se reeditan por doquier.

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