La verdad es que el libro que traigo a Opticks esta semana me ha costado leerlo. En mi descargo diré que soy de letras y el hecho de que por influencia paterna (los de ciencias tenían más salidas), eligiese cursar el bachiller científico, sólo contribuyó a que el agobio que sentía y siento al enfrentarme a las materias de ciencias aumentase.
Digo esto porque Agustín Fernández Mallo, autor del libro en cuestión que se titula Limbo,es licenciado en Ciencias Físicas y como tal se expresa.
Así que historia de la joven mejicana secuestrada, cuya casa familiar estaba situada frente a un matadero al que fotografió múltiples veces; alternándose con la de la pareja que atraviesa en automóvil Estados Unidos en busca del Sonido del Fin; y la de los dos músicos, uno asiduo lector del Nuevo Testamento que considera el primer Blog de la humanidad; y el otro aficionado a los helados de té verde, que se encierran en un castillo al norte de Francia, propiedad de un promotor musical para componer y grabar un disco que el promotor considera será un éxito, no ha llegado a atraparme.
Estoy segura de que los lectores del libro y seguidores de Fernández Mallo dirán que mi exposición resulta de lo más simplista. Estoy de acuerdo. Limbo es una obra profunda y muy pensada que revela los muchos conocimientos que el autor gallego posee no sólo de física, sino de música, literatura, fotografía, historia, religión, geografía, etc. Conocimientos de los que se vale para crear un relato inquietante, en el que la realidad resulta engañosa y los límites entre la vida y la muerte se diluyen hasta desaparecer.
Los personajes se encuentran en las distintas historias en una conexión trazada con maestría, pero sin que el lector consiga asegurar que se trata de las mismas personas, ya que, insisto, los límites entre lo real y lo irreal no están claros.
En resumen, Limbo es un libro original y muy bien escrito que apasionará a los aficionados a las ciencias y a la literatura de alto nivel.
Lamento que mis fobias y limitaciones personales hayan contribuido a que no me entusiasmase su lectura.