Repaso en mi memoria las muchas reseñas que he realizado en Opticks de libros que me han parecido bastante flojos y advierto que buena parte de ellos los elegí porque había leído uno anterior del autor o autora al que otorgué la calificación de excelente o por lo menos entretenido.
Es lo que acaba de ocurrirme con El baile de las luciérnagas de la escritora estadounidense Kristin Hannah autora del best seller El ruiseñor.
Recuerdo que El ruiseñor, a pesar de su elevado número de páginas y de lo embrollado en ocasiones del argumento, me pareció bien escrito y con un argumento que interesaba e instruía a la vez, aunque se tratase de una historia más con la 2ª Guerra Mundial como telón de fondo, pero destacaba el papel que jugaron las mujeres en la misma poniendo a dos de ellas, muy diferentes entre sí, como protagonistas.
En El baile de las luciérnagas también las protagonistas son dos mujeres, Tully Hart y Kate Mularkey, y también son muy diferentes entre sí. Tully, de madre hippie y padre desconocido, vive con sus abuelos y las circunstancias de la vida la han convertido en una adolescente independiente que llama la atención por su forma de ser y de vestir. Kate, en cambio, con gafas de culo de vaso y aparato en los dientes, pertenece a una familia tradicional, tiene un padre que trabaja muchas horas, una madre ama de casa y un hermano pequeño.
El encuentro en el mismo colegio de las dos chicas y una serie de vicisitudes que afectan a Tully hace que se conviertan en amigas, y todo lo que acontece en el trascurso de esa amistad: entrada en el mundo adulto, estudios, trabajo, amores, hijos, enfermedades, etc. constituye el engranaje de la obra.
Kristin Hannah dedica El baile de las luciérnagas a “nosotras, las chicas”. Creo que con esa dedicatoria el libro queda definido.