El libro que hoy traigo a Optiks me lo ha prestado una querida amiga con amplios conocimientos de música. Se titula La violinista, su autora es la periodista, escritora y documentalista londinense Harriet Constable y está editado por Planeta.
La violinista es la primera novela publicada por esta autora, por lo tanto, se ha esmerado de manera especial al escribirla y documentado ampliamente.
Al principio me he referido a los conocimientos musicales de mi amiga porque el argumento del libro gira en torno a la formación musical que adquirían las huérfanas acogidas en el Ospedale della Pietà, convento, hospicio, orfanato y escuela de música, activo en la ciudad italiana de Venecia durante los siglos XVII y XVIII, y las características de dicha formación musical pienso que pueden resultar más apreciadas en toda su profundidad y extensión por una persona experta en la materia.
De hecho, en la familia de la autora abundan los músicos, ella también fue formada en ese campo, que después no eligió profesionalmente, decantándose por el periodismo.
El Ospedalle della Pietà, en el que se desarrolla la mayor parte de la historia contenida en el libro, estaba al margen de la República Veneciana y de la Iglesia, ya que dependía para su mantenimiento de las donaciones privadas de ciudadanos ricos, que disfrutaban de la formación musical que adquirían las huérfanas que actuaban para ellos en sus palacios o en teatros.
La protagonista de la narración, Anna Maria della Pietà, fue una de esas huérfanas y existió en realidad, aunque se sabe poco de su vida. De ese “poco” destaca la autora que nació en 1782, la abandonaron en la scaffetta del hospicio (pequeña ventana por la que cabía un bebé); fue la alumna favorita de Antonio Vivaldi, que, incluso, le regaló un violín; se convirtió en una notable virtuosa en el manejo de éste y otros instrumentos musicales, alcanzó el codiciado puesto de maestra de música en el orfanato, en un tiempo en el que las mujeres estaban vetadas para esa clase de cargos; dio conciertos en muchos lugares, compuso obras y murió en el mismo orfanato en 1782.
Con los anteriores datos verídicos, Harriet Constable ha construido un interesante relato, en el que sobresale la figura de Anna Maria por su personalidad visionaria que no se arredra ante nada y, desde la infancia, sueña con ser una gran violinista, sin importarle los sacrificios que ha de hacer para ello y a las personas que habrá de dejar a un lado con tal de conseguir sus propósitos.
En la consecución de ese sueño ocupa un importante lugar Antonio Vivaldi que, consciente de las cualidades de la niña, además de regalarle un violín, le ayuda a conseguir sus propósitos impartiéndole clases especiales y, según Harriet Constable, se aprovecha de los dotes de su alumna como compositora para componer sus propias obras.
Destaca también en el libro la descripción de los lugares en los que viven los protagonistas, sobre todo el orfanato, con sus carencias de todo tipo y la férrea disciplina que imponen las monjas; el taller en el que trabajan los luthiers, expertos en la fabricación y conservación de violines; y la ciudad de Venecia en el siglo XVIII, con sus canales, sus palacios y sus enormes diferencias sociales representadas por la nobleza y los comerciantes ricos y la gente de los barrios humildes, entre las que son frecuentes la prostitución y la usura.
A lo largo del libro se intercalan ciertas escenas, un tanto truculentas, que recuerdan un folletín, pero entiendo que la escritora haya buscado ese tipo de efectos para que resalte aún más la personalidad de las huérfanas y el triunfo de algunas, en especial Anna Maria, sobre realidades tenebrosas.
En general La violinista es un libro bien escrito que se lee con agrado, proporciona abundante información sobre instituciones y personajes quizá no demasiado conocidos, a excepción de Vivaldi, y la fácil visualización de todo lo que encontramos en sus páginas hace pensar en una posible película.