El libro que hoy traigo a Opticks se titula El niño, su autor es Fernando Aramburu y está editado por Tusquets.
El argumento de El niño está basado en un hecho real. En 1980, cuando un trabajador se disponía a arreglar las tuberías del colegio Marcelino Ugalde de Ortuella en Vizcaya, la llama del soplete que utilizaba provocó una explosión del gas propano que se había acumulado alrededor de la caldera, a consecuencia del deterioro de las instalaciones. Murieron cuarenta y nueve niños de entre 5 y 6 años, dos profesores y la cocinera.
Partiendo de ese hecho luctuoso, Fernando Aramburu construye una historia con dos protagonistas principales: el abuelo, Nicasio, del que se habla en tercera persona; y la madre, Mariajé, que pasados los años, en una crónica que pretende ser objetiva, relata en primera persona al narrador todo lo que sucedió entonces y cómo ha ido transcurriendo la vida de los más implicados desde aquella fatídica fecha.
Además de estas dos formas de referirse a lo ocurrido, Fernando Aramburu utiliza el recurso, quizá como disculpa por el dolor que aún deben sentir los que vivieron aquella tragedia, de hacer hablar al mismo libro, que le plantea sus objeciones sobre el tono empleado o sobre la exposición más o menos detallada de los hechos. Estas objeciones aparecen en letra cursiva y van intercaladas en el texto.
El niño pertenece al conjunto de obras en las que Fernando Aramburu trata, bajo la denominación genérica de “Gentes Vascas”, acontecimientos o cuestiones de especial significado en su tierra.
El análisis psicológico de los personajes, presentados todos con nombres supuestos para, en palabras del escritor, respetar el anonimato, es detallado y profundo; se expresa fundamentalmente en la manera de reaccionar de cada uno ante la muerte del pequeño conocido por “ el Nuco”.
El desgarro del abuelo Nicasio, compañero entrañable de “el Nuco”, que visita el cementerio a diario, habla con su nieto y no acepta de ningún modo que haya muerto, hasta el punto de que los vecinos piensan que ha perdido la cabeza.
La reacción de José Miguel, el padre, que, de mostrarse siempre, según Mariajé, como un ser débil y acomodaticio, se erige en protector de su esposa y desea un segundo hijo que ocupe el lugar del primero.
La misma Mariajé, de cuya trayectoria vital el lector deberá extraer sus propias deducciones.
Los tres personajes y sus circunstancias, junto con los secundarios que integran la historia, construida con maestría y rigor por Aramburu, nos trasladan a un tiempo y a unos sucesos desconocidos para muchos lectores, han pasado 45 años, pero que seguro estarán muy presentes en la memoria de los que los vivieron.
De ahí lo que considero un recurso disculpa de Fernando Aramburu. La muerte de un niño, en este caso de 49, resulta especialmente terrible.