El currículo del autor cuyo libro traigo hoy a Opticks tiene mucho que ver con el contenido de la obra en sí.
El libro se titula El enigma de Shakespeare, su autor es el ibense Ramón Sanchis Ferrándiz y está editado por la editorial Sekotia.
Ramón Sanchis Ferrándiz es ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y Técnico Superior de Urbanismo. Su interés por la Literatura y las Humanidades en general, le ha llevado a realizar estudios de Filosofía, Historia y Antropología.
El currículo abarca muchos más estudios, actividades e intereses, pero considero que las líneas anteriores resultan suficientes para entender la afirmación que ha servido de inicio a esta reseña.
Leemos en la portada del libro: Un experto en la época isabelina, un investigador comprometido y una documentalista sagaz, nos llenarán de incertidumbre sobre la identidad y la obra de William Shakespeare.
Muchos de los sucesos destacados en la cronología de la época isabelina, que aparece en un anexo al final del libro, se entrelazan perfectamente con la trama desarrollada en él, aunque los principales protagonistas de dicha trama, unos reales y otros no, investigan lo acaecido entonces en el intervalo de tiempo que va desde 1924 a 1928.
La historia que contiene El enigma de Shakespeare está contada en primera persona por Leslie J. Hotson, un norteamericano que en 1924, durante su estancia en Padua, adquirió a un anticuario unas cartas sin firma que, según se podía deducir, habían sido redactadas por un actor inglés que se veía obligado a suplantar a un dramaturgo en la cima de su arte. Un gran amigo, ahora en el exilio, al que añoraba.
La lectura de esas cartas, en las que se relatan hechos ocurridos en la época isabelina estudiada por Leslie, como el asesinato de un escritor inglés que implica al servicio secreto de Su Majestad, impulsan al joven a viajar a Londres para investigar sobre las mismas.
En la investigación colabora otro personaje que, al igual que Leslie J. Hotson, existió en realidad, el traductor, documentalista, agente de prensa, escritor y crítico teatral, Calvin Hoffman; y un tercer personaje, este ficticio, Sophie Anniston, documentalista y archivera.
Los tres se proponen descubrir la autenticidad de las cartas, su destinatario y ejecutor y aclarar lo concerniente a ese posible asesinato.
Eso supone emprender un interesante peregrinaje por archivos, bibliotecas, iglesias y hasta cementerios, en el trascurso de una investigación en la que interviene, incluso, un grafólogo.
Los diálogos mantenidos por los distintos personajes, mientras llevan a cabo la investigación, nos trasladan a los siglos XVI y XVII; también a los siglos XIX y XX, citando sucesos históricos de todos ellos, sobre todo en Inglaterra, y presentando y analizando a quienes los protagonizaron.
Muchos de esos diálogos guardan relación con la vida de William Shakespeare, a la vez que con Christopher Marlowe y su autoría o no de obras que se adjudican al primero.
Los conocimientos e inquietudes de Ramón Sanchis Ferrándiz están presentes en las 439 páginas de El enigma de Shakespeare: ciencia, literatura, historia, filosofía, religión, arte, antropología…, en una narración en la que se reflexiona sobre la vida y la muerte, sobre la religión y el amor y sobre el destino en sí.
Una narración en la que, al igual que en otras novelas históricas, ocupa un importante lugar la relación amorosa entre sus protagonistas y que conduce al lector a un viaje en el tiempo, visitando ciudades como Londres, Padua o Florencia, junto a otros lugares importantes en el relato; mientras se realiza con gusto e interés un recorrido por los principales acontecimientos de los siglos XVI, XVII, XIX y principios del XX, en compañía de sus principales protagonistas.
