Quizá porque he tenido la suerte de desempeñar una profesión que me satisfacía por completo y en cuyo ejercicio los buenos momentos han superado con creces a los malos, el libro que hoy traigo a Opticks, en lugar de hacerme reír, como alguien afirma que le ha ocurrido con su lectura, me ha entristecido y hasta preocupado.
El libro se titula El descontento, su autora es la periodista madrileña Beatriz Serrano y está editado por Temas de hoy.
Esta novela es un dardo afilado que atraviesa al lector con cada palabra. Una radiografía magistral sobre las crisis vividas por cualquier persona que trabaja; sobre la soledad, la necesidad de vínculos y conexiones para encontrar la chispa y no tirarse delante de un autobús un lunes por la mañana.
Para Marisa, la protagonista de El descontento, Directora Creativa en una agencia de publicidad, con 32 años cumplidos, su trabajo, aunque le permite vivir sin preocupaciones económicas, le parece una tarea alienante e insatisfactoria. No soporta estar ocho horas rodeada de gente encargada como ella de “vender humo”, manteniendo conversaciones infructuosas y aburridas, repletas de tópicos y lugares comunes. Se siente prisionera en el engranaje de una sociedad capitalista que reprueba. Sus sueños, sus proyectos y sus expectativas de futuro eran muy distintas a lo conseguido.
Así que Marisa hace frente a esa clase de trabajo, en un caluroso mes de agosto madrileño, a base de Orfidales y vídeos de perritos y otras lindezas que ve en You Tube, tanto en su casa como en la oficina, ocultando estas “adicciones” tras una máscara de profesional motivada atenta a las exigencias de su cargo.
Para completar el cuadro desasosegante, tenemos a Pablo y a Elena.
Pablo es vecino de Marisa y amigo desde hace cinco años. Los dos mantienen relaciones sexuales intermitentes que no les comprometen a nada, pero que usan como escape a las frustraciones laborales vividas.
Elena es una amiga del colegio de Marisa; feminista, independiente y culta, trabaja como “scorts” cuando necesita dinero.
De todas formas, la protagonista fundamental es Marisa, que estudió Historia del Arte con la ilusión de trabajar en el Museo del Prado; al que le gusta visitar y detenerse sin perder detalle ante el cuadro El jardín de las delicias de El Bosco, para ella lo más parecido al hecho de acudir a terapia. Una terapia a la que se vio obligada porque cada vez eran más frecuentes los ataques de ansiedad que sufría.
El retrato del mundo de la publicidad y de otros trabajos corporativos sujetos a resultados que hace Beatriz Serrano en El descontento es demoledor y despiadado.
Se burla del uso de términos en inglés que se ha generalizado en muchas profesiones, porque se cree aportan una pátina de competencia y cosmopolitismo.
Ridiculiza las convivencias (team building) en hoteles de cinco estrellas para consolidar los equipos, que cuentan con la contratación de “gurús” que repiten los eslóganes de autoayuda habituales en Internet y plantean estrategias y normas de comportamiento.
Convivencias en las que tampoco faltan las “guerras” de mentira destinadas a aliviar tensiones, en las que se utilizan armas que disparan pintura azul o roja para eliminar al contrario.
El team building termina, pero el libro continúa hasta llegar a las páginas finales, cuyo contenido, expuesto de manera inteligente, soluciona los problemas de Marisa y es lo más positivo de su historia.