LECCIONES DE QUÍMICA

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De nuevo traigo a Opticks el primer libro de una autora, Bonnie Garmus, que ha obtenido con él un éxito tan enorme que ha dado lugar a una serie de televisión y creo que también a una película. Su título es Lecciones de química y lo publica la editorial Salamandra.

Cuando terminé la lectura de dicho libro, que debo confesar es adictiva, leí los “agradecimientos” de la escritora y me encontré, como otras tantas veces en esta clase de exitosos libros, con un agradecimiento especial a una gran variedad de personas, entre ellas a los profesores del curso de “escritura creativa” en el que Bonnie Garmus participó antes de escribir la novela.

Entonces, quizá porque mi estado de ánimo en los últimos tiempos no es de los más conciliadores, busqué en el argumento de la obra elementos destinados a asegurar el éxito, que en dichos cursos suelen extraerse de la más “rabiosa actualidad”. Contando, por supuesto, con que el autor o autora posea habilidades para expresarse por escrito y una creatividad que le permita inventar historias.

Primer elemento: El feminismo. Se trata de una obra feminista protagonizada por una mujer “empoderada” que, a principios de los años 60, trabaja como técnico químico en un laboratorio en el que se la discrimina económica y profesionalmente por el hecho de ser mujer. En su trabajo anterior, incluso, fue violada por su jefe y el policía que la atendió con malos modos no tuvo en cuenta en absoluto su denuncia.

Hay otros tres personajes femeninos protagonistas que arrastran traumas relacionados con su sexo: la secretaria de la empresa, violada igualmente, a la que no se le permitió acceder al doctorado y se le despide por no conseguir adelgazar; la vecina de la joven con un marido borracho y maltratador, y una mecenas que aparece al final de la novela que tuvo un hijo de jovencita y fue obligada a entregarlo a un orfanato un tanto espeluznante.

Segundo elemento: El orfanato en sí, regentado por la iglesia católica, en el que sólo importa el dinero, los niños acogidos son despreciados y hay casos de pederastia.

Tercer elemento: Los jefes machistas, tanto en las empresas como en la televisión a la que la joven se incorpora presentando un programa de cocina en el que hace intervenir la química. En general son jefes que se aprovechan de las mujeres, de las que sólo valoran su físico, y buscan elevar su propio prestigio a costa de ellas y conseguir ganancias económicas.

Cuarto elemento: el suicidio de un chico homosexual ante la actitud de su padre, pastor evangelista corrupto.

Quinto elemento: El colegio al que asiste la hija de la protagonista, en el que la maestra es mucho peor y en más aspectos que la Srta. Rottenmeier de Heidi.

Sexto elemento: La protagonista es una mujer muy atractiva, segura de sí misma y de su valía como profesional, que aprovecha el programa de cocina para ayudar a que las mujeres que lo siguen se valoren también y superen los obstáculos que la sociedad patriarcal no deja de poner en su camino.

Si a esto añadimos una historia de amor apasionado, un perro descartado por los artificieros, porque tenía miedo de las bombas, y ahora aprende palabras (aunque no habla) y cuida eficazmente a la familia; un ginecólogo humanista que además es remero; un simpático cura que critica la doctrina que imparte en sus sermones; una niña que a los cinco años ha leído casi toda la obra de Dickens y lleva en la cartera El ruido y la furia de Faulkner, quizá descubramos algunas de las razones que otorgan a esta obra de fácil lectura una tan alta consideración.

 

 

 

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