HIERBA

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He elegido para empezar el año una novela gráfica que ha recibido numerosos premios y va ya por la 9ª edición. Su título es Hierba, el nombre de su autora, nacida en Corea del Sur, es Keum Suk Gendry-Kim, está publicada por la editorial Reservoir Books y traducida por Joo Hasun.

Hierba contiene la historia real de Lee Ok-Sun, una mujer coreana que fue utilizada como “mujer de consuelo” por las tropas japonesas durante la guerra con China iniciada en 1937.

Japón vivió en ese tiempo un proceso expansionista que le condujo a invadir diversas tierras en el continente. Dominadas Corea y Manchuria, el ejército continúo avanzando por el norte y el este de China.

Con el objetivo de contentar y animar a las tropas, se organizaron las “estaciones de consuelo”, eufemismo que ocultaba lugares en los que mujeres jóvenes, algunas adolescentes o casi niñas, viviendo en condiciones miserables, eran obligadas a estar al servicio de los soldados en todos los aspectos.

Para escribir y dibujar este libro, Keum Suk Gendry-Kim ha viajado hasta la llamada “casa del compartir”, en la que reside Lee Ok-Sun, junto a otras víctimas de las tropelías japonesas.

A lo largo de diversas entrevistas con la anciana, la escritora ha logrado reconstruir su historia, empezando cuando era una niña  que deseaba ir a la escuela y no podía hacerlo por la extrema pobreza de su familia; debía  cuidar de sus hermanos y pasar hambre casi todos los días.

En una ocasión llegó a su casa un hombre que prometió a sus padres que, si se la entregaban en adopción, le permitiría asistir a la escuela. Los padres aceptaron el trato, era una boca menos que alimentar. Pero en lugar de llevarla a la escuela, el hombre la obligó a trabajar sin descanso en el restaurante de su propiedad.

Del restaurante pasó a servir en una taberna. Hasta que en 1942 fue capturada, trasladada a una base aérea en China y convertida en esclava sexual del ejército japonés.

Lee Ok-Sun soportó la terrible situación porque, como contó a la autora, los tres años que duró fueron “como estar muerta”.

Tras la destrucción provocada por las bombas que los norteamericanos lanzaron sobre Hiroshima (6 de agosto) y Nagasaki (9 de agosto), tragedias también expuestas en el libro, Japón se rindió. El 15 de agosto de 1945 Corea fue liberada y las prisioneras en las “estaciones de consuelo” abandonadas a su suerte.

La historia de Lee Ok-Sun continúo con pocas alegrías. Incluso sus propios hermanos la repudiaron, ya que la consideraban mancillada y en la sociedad patriarcal y cerrada de Corea eso suponía un estigma difícil de soportar por el resto de la familia.

Sin embargo, en ese hogar que constituye para ella la “casa del compartir” Lee Ok-Sun no se manifiesta como una persona triste que ha padecido toda clase de penurias y vejaciones. Detesta, eso sí, a los japoneses que no acaban de reconocer lo que hicieron, pero no ha perdido la curiosidad, el sentido del humor y la sonrisa.

En los dibujos, de extraordinario y firme trazo en colores blancos y negros, aparece como una viejecita arrugada y amable. Son más duros los que la muestran de niña, de adolescente y durante su secuestro; aunque la ilustradora presenta totalmente en negro las escenas más duras; afirma que para las que las padecieron, verse representadas en ellas, acentúa su angustia.

En el cómic, junto a lo terrible de algunos pasajes, vemos dibujos de campos, árboles, cielos estrellados y bosques. De hecho, el título, Hierba, Keum Suk Gendry-Kim lo explica así: “Ok-Sun me hablaba mucho de cuánto echaba de menos su pueblo natal, sus montañas y ríos, así que decidí sustituir las escenas de violencia con naturaleza, con el paso de las estaciones, el cielo, las nubes, las estrellas y el viento”.

En medio del horror, la belleza aporta esperanza.

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