Asle y Alida caminaban por las calles de Bjorgvin, Asle llevaba al hombro dos hatillos con todo lo que tenían y en la mano la caja con el violín que había heredado de su padre Sigvald, Alida llevaba dos bolsas con comida, y hacía horas que daban vueltas por las calles de Bjorgvin buscando alojamiento, pero parecía imposible alquilar nada en ningún sitio, no, decían, lo lamentamos, decían, no tenemos nada para alquilar, lo que tenemos ya está alquilado, así decían…
He copiado tal cual el inicio de la obra que hoy traigo a Opticks porque creo que en ellas se puede apreciar el ritmo lento y casi hipnótico de la narración, que se va deslizando prácticamente sin puntos, sólo con comas, pero atrapa al lector desde el principio que sigue fascinado el recorrido de dos jóvenes de 17 años, Asle y Alida, ella a punto de dar a luz, que han dejado su pueblo repudiados por la familia de la joven y van en busca de las oportunidades que creen les puede ofrecer la ciudad.
La obra se titula Trilogía, está editada por De Conatus, la han traducido del noruego Cristina Gómez Baggthun y Kirsti Baggthun, y su autor es Jon Fosse, que acaba de recibir el Premio Nobel de Literatura.
El jurado del Nobel ha justificado la entrega a Fosse de este Premio por “sus innovadoras obras de teatro y por su prosa, que han dado voz a lo impronunciable. Su obra, inmensa, abarca una gran variedad de géneros, contiene novelas, poesía, ensayo, cuentos infantiles y traducciones. Es uno de los dramaturgos más representados del mundo, pero también ha sido cada vez más reconocido por su prosa”.
Se dice que Jon Fosse es un “peregrino del silencio”, un hombre extremadamente tímido que encuentra en la soledad de los fiordos, de las montaña y valles de su tierra los elementos para su escritura. “Para mí es un proceso de escucha, de algo que no sé qué es. Lo mágico de escribir es que lo que escribo resulta nuevo incluso para mí”.
Trilogía, dividida en tres partes como su nombre indica es, sobre todo, una historia de amor entre dos jóvenes que se conocen en una boda que ameniza con su violín el padre de Asle, al que éste le preguntó si podía acompañarlo.
Supongo que sí, dijo padre Sigvald
Supongo que es inevitable que tú también te hagas músico…
aunque lo de ser músico quizá hubiera que verlo más bien como una desgracia, dijo padre Sigvald…
y si alguien le preguntara a qué se debía, respondería que debía de tener que ver con el dolor, con el dolor por algo o solo con el dolor, y padre Sigvald dijo que al tocar, el dolor podía aliviarse y transformarse en vuelo, y que el vuelo podía transformarse en alegría y felicidad.
Así que cuando la noche se aproxima, ha empezado a llover y nadie les ofrece cobijo, Asle recuerda el momento en el que conoció a Alida en la boda mientras tocaba el violín.
Y Asle alza la vista y de pronto la ve, ahí está, ahí está Alida, ahí está ella con su larga melena negra y ondulada, con sus ojos negros. Y ella oye. Oye el vuelo y está en el vuelo. No se mueve, pero vuela. Y entonces vuelan juntos, vuelan juntos él y ella. Asle y Alida.
La narración en Trilogía tiene mucho de trágico y onírico. Avanza y retrocede según los pensamientos de los protagonistas que se ven abocados por las circunstancias a una separación irremediable.
Aunque al principio parece que estás leyendo una historia conocida que se asemeja a la de María y José en Belén buscando posada, pronto vas descubriendo la crueldad en los sucesos del pasado y en las personas que rodean a la pareja.
Crueldad, misticismo, poesía, amor, música, mundo onírico y ese ritmo pausado con palabras que se repiten una y otra vez, como cuando quieres que alguien entienda bien lo que le explicas o hablas con un niño, son características de esta obra de Jon Fosse, el escritor noruego que acaba de recibir el Premio Nobel y dice: “Para quién escribo yo? Para Dios. Escribir es como rezar”.