Afirma Rosa Montero en El peligro de estar cuerda, libro publicado por Seix Barral en el año 2022, que para escribirlo, teniendo en cuenta su propia experiencia, consultó una gran cantidad de obras escritas por especialistas en neurología, psiquiatría, psicología y resto de disciplinas que tienen que ver con el estudio de la mente humana.
Buscaba la escritora conocer cómo afecta a la mente el proceso creativo. Qué ocurre para que, sobre todo, muchos de los grandes creadores literarios experimenten alteraciones de comportamiento que hasta pueden conducirles al suicidio.
Apoyándose en lo descubierto en las obras consultadas, con el estilo ágil y directo que le caracteriza, Rosa Montero pretende explicarse y explicarnos la causa de ciertas alteraciones neurológicas, derivadas en crisis de angustia, que sufrió tanto de niña como en etapas posteriores; de igual modo, las alteraciones que afectaron a autores muy conocidos de vidas en ocasiones trágicas, por ejemplo, Virginia Woolf, Sylvia Plath, Janet Frame y Stefan Zweig entre otros.
“El mero hecho de intentar entender cómo nos comportamos todos ya es un bien que consuela y protege; pero si además con eso puedes escribir algo creativo, entonces acaricias la sensación de ser invulnerable”.
El peligro de estar cuerda es una mezcla de ficción, ensayo y elementos autobiográficos que confieren a la obra profundidad y amenidad a la vez, por la cantidad de referencias a las manías y supersticiones de los creadores que aparecen, narradas por ellos mismos o extraídas de sus biografías. Aunque algunas de las vidas que analiza el libro, como es el caso de los autores citados, esconden auténticas tragedias.
Unas tragedias en la que ocupa un lugar predominante el sentimiento de soledad. “Estar loco es estar solo. Pero estoy hablando de una soledad descomunal, de algo que no se parece en absoluto a lo que entendemos cuando decimos la palabra soledad. Aún no se han inventado las letras que puedan contener y describir una soledad así”.
Ese sentimiento de soledad se agudiza en personas con una sensibilidad extrema que les hace percibir situaciones y captar detalles que pasarían desapercibidos para la mayoría. Detalles y situaciones que, trasladados al papel, pueden dar lugar a una obra maestra, pero también afectar al estado de ánimo, convirtiéndolas en personas inadaptadas con las que la convivencia resulta muy difícil.
Recuerdo una biografía que leí de Picasso en la que se justificaba su casi siempre violenta actitud hacia sus sucesivas mujeres con las expresión: “Bastante tiene con ser un genio”.
Y es que el genio creador, sea del tipo que sea, no es precisamente sinónimo de estabilidad y serenidad para aquel o aquella a quienes las “hadas” se lo otorgan.
Mucho más si el creador es mujer y le tocó vivir en una época en la que la libertad femenina no se contemplaba. Sometidas a la rigurosidad de unas estrictas normas sociales, teniendo que ocuparse de la casa y de los hijos, como fue el caso de Sylvia Plath, el suicidio podía suponer una liberación.
Pero dejando a un lado el elemento trágico y teniendo en cuenta que ningún ser humano puede presumir de estar del todo cuerdo, Rosa Montero valora la capacidad creativa, la maravilla que supone saber que tu mente es capaz de crear algo bello. “Acariciar la sensación de ser invulnerable”.
Según Gustavo Adolfo Bécquer:
Locura que el espíritu
exalta y enardece;
embriaguez divina
del genio creador…
¡Tal es la inspiración!
Y Emily Dickinson:
Yo creo que fui encantada(…)
Lo oscuro sentí hermoso(…)
Fue una divina insania.
Si el peligro de estar cuerda
volviera yo a experimentar
es antídoto el volverse
hacia tomos de sólida brujería.
Lo importante, en palabras de la autora, es no perder de vista que “La clave está en el equilibrio entre el porcentaje de desapego y el sentimiento, en lograr cierta armonía entre el yo que sufre y el yo que controla”.
