TOMÁS NEVINSON – JAVIER MARÍAS

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En otras ocasiones he dicho que el mejor homenaje que se le puede hacer a un escritor que acaba de morir es leer sus libros.

El pasado día 11 de septiembre murió Javier Marías, uno de los escritores más importantes, el que más, según afirmación de Vila Matas, de su generación; y hay varios, y muy buenos.

El libro que hoy traigo a Opticks para honrar la memoria de Javier Marías, publicado por la editorial Alfaguara en el año 2021, se titula Tomás Nevinson.

A partir del hecho de que dos hombres, uno en la ficción y otro en la realidad, tuvieran la oportunidad de matar a Hitler antes de que éste desencadenara la Segunda Guerra Mundial, Javier Marías explora en su libro el envés de  “No matarás”.

Si lo pensamos bien, leemos en Tomás Nevinson, “se ve que matar no es tan extremo ni tan difícil e injusto si se tiene pleno conocimiento de a quién se mata y de a cuántos  se salva”.

Tomás Nevinson, protagonista también de la anterior novela de Marías, Berta Isla, es un agente secreto hispano británico retirado del servicio activo que en 1997 vive en Madrid a poca distancia de su mujer, Berta Isla, y de sus dos hijos adolescentes.

El exagente considera que su ajetreada vida anterior ha terminado y se dedica a tareas rutinarias en la embajada inglesa. Hasta que recibe la visita de su antiguo jefe, Bertram Tupra, que le propone volver al servicio activo para, en una ciudad del noroeste de España, identificar a una mujer, medio española y medio norirlandesa, que participó en las masacres que la banda terrorista ETA realizó en Hipercor, Barcelona, y en la casa cuartel de Zaragoza diez años atrás.

“Yo fui educado a la antigua, y nunca creí que me fueran a ordenar un día que matara a una mujer”.

Éste es el principio de la novela, porque se trata de eso: identificar entre tres candidatas posibles a la mujer que perteneció al IRA y participó, de alguna manera, en los atentados de ETA.

En el libro se hace un pormenorizado relato de las actividades terroristas de ETA y se insiste en los puntos de contacto que hay entre esta organización y el IRA. La diferencia está en que en el IRA hay dos grupos enfrentados y en ETA unos son los asesinos y otros los asesinados.

Una vez identificada la mujer y si no existe la posibilidad de encontrar pruebas para entregarla a la justicia, hay que eliminarla y evitar así que vuelva a atentar contra nadie.

Pero es a posteriori cuando Tomás Devinson relata todo esto. La novela se inicia con la descripción de hechos históricos en los que la muerte del personaje central tuvo especial trascendencia. Lo que le sirve a Javier Marías, en su línea habitual de análisis reflexivo de los hechos que expone, para ahondar en el sentido de la muerte por encargo o no, del castigo, del odio irracional, de la venganza, y hacernos y hacerse preguntas de difícil respuesta.

Para convencerle de la importancia de su nuevo trabajo, Tupra recuerda a Tomás lo que sucedió en los atentados de ETA citados. En el de Hipercor hubo veintiún muertos y cuarenta y cinco heridos, cinco menores de edad, el más pequeño de 9 años. En Zaragoza hubo once muertos y ochenta y ocho heridos, cinco niñas, la más pequeña tenía tres años.

Con bastantes dudas, Tomás acepta la identidad falsa que le proporciona su antiguo jefe y, con el nombre de Miguel Centurión Aguilera, se instala como profesor de inglés en la ciudad indicada a la que llama Ruan.

En Ruan conoce a las tres posibles terroristas: Inés Marzán, dueña de un restaurante; Celia Bayo, profesora de geografía e historia  y casada con un político corrupto; y María Viana, respetada esposa de un acaudalado constructor y prohombre local.

De ahí en adelante, el exagente intenta averiguar cuál de las tres mujeres participó en ambos atentados en un profundo análisis de personalidades y ambientes, incluyendo con bastante humor a pintorescos personajes de esa pequeña ciudad de provincias.

Son muchas las reflexiones que Javier Marías pone en boca del protagonista de su novela sobre ETA y el terrorismo en general, también sobre la venganza, la culpa, el fanatismo, el perdón y el imposible olvido. Para todo ello se apoya en obras y citas literarias de autores como su siempre admirado Shakespeare, T. S. Eliot, John Milton, Baudelaire, Yeats, Flaubert, Heinrich Heine y algunos más.

Termino la reseña de este extraordinario e inabarcable libro con las aseveraciones filosóficas que un legendario instructor de los agentes secretos gustaba de repetir a los mismos; “La crueldad es contagiosa. El odio es contagioso. La fe es contagiosa, (se convierte en fanatismo a la velocidad del rayo). La locura es contagiosa. La estupidez es contagiosa. El único antídoto ante estas dolencias es la risa. La risa es contagiosa siempre que ninguna de esas dolencias se haya extendido demasiado”.

 

 

 

 

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