Aprovechando las vacaciones infantiles y dada la importancia que tiene la lectura desde los primeros años de la infancia, hoy traigo a Opticks un libro que puede ser muy útil para los mayores que acostumbran a contar un cuento a los peques en el momento de irse a dormir.
Se titula Cuentos para niños que se duermen enseguida, está editado por Kalandraka y sus autores son Pinto&Chinto.
Pinto es David Pintor, un ilustrador gallego reconocido internacionalmente con importantes premios, de cuyos trabajos ya he hablado en Optick.
Carlos López es Chinto, otro gallego, esta vez escritor, que cuenta también con un amplio reconocimiento en sus numerosas colaboraciones en prensa, y en las publicaciones dedicadas al público infantil y juvenil, que inició el año 2001, cuando formó con David Pintor el tándem Pinto&Chinto.
Cuentos para niños que se duermen enseguida es un precioso álbum ilustrado que Kalandraka editó en el 2010 con la excelencia y el exquisito cuidado que pone en todos sus trabajos de edición.
Contiene veintiocho historias breves construidas con una imaginación y una inteligencia tal que son intemporales. Así que logran atraer a los niños y a los adultos.
Son historias sin moraleja, aunque puede extraerse si se desea; pienso en El pozo de los deseos o El tesoro del gigante. Todo depende de la intención de quien las lee o narra.
Además de la imaginación, la inteligencia y el humor con que están construidos, el argumento y el desarrollo de los relatos es tan especial, que el lector o relator tendrá la oportunidad de hacerlos crecer a su antojo, si el niño no se duerme enseguida, o acortarlos, si esas breves líneas bastan para que llegue el sueño.
Por ejemplo, La montaña, las más altas tienen hielo en la cima porque crecieron tanto que chocaron con la Luna y se aplicaron hielo al salirles un chichón.
El castillo de naipes que Hugo era incapaz de levantar porque los distintos reyes se peleaban por ser sus dueños haciéndolo caer una vez y otra.
O la razón por la que los ríos tienen un camino sinuoso en El viaje del río; o Madame Tutú que adivinaba el presente, el pasado y el futuro en las líneas de la mano a todo el mundo, hasta que llegó un caballero de Inglaterra y no pudo adivinar nada porque no sabía inglés en La vidente.
Y piratas y brujas y monstruos y príncipes y princesas y hasta El Hombre del Saco. Todos estos personajes y muchos más en sesenta y tres primorosas páginas que David Pintor ha ilustrado de manera admirable. Las formas, el colorido, la intención, los gestos de los personajes, los movimientos en perfecta coordinación con lo narrado hacen de los Cuentos para niños que se duermen enseguida una valiosa joya bibliográfica con la que, no tengo ninguna duda, disfrutarán los pequeños y los grandes.