La señora March, publicada por la editorial Lumen, es la primera novela de Virginia Feito, que ha obtenido con ella un gran éxito, tanto en Estados Unidos donde apareció en inglés, como en los distintos lugares en los que ha sido traducida.
Sin embargo, mi primer pensamiento al terminar de leer las trescientas veintiséis páginas que la componen, es que se trataba de una obra inquietante pero también excesiva.
Inquietante, porque todo lo que rodea a la protagonista: los delirios, las alucinaciones, los pensamientos obsesivos, etc. van creando un ambiente que, aunque intuyes poco a poco que se debe a algún tipo de alteración mental, no deja de provocar una cierta inquietud.
Excesiva, porque no hay un solo detalle en la novela, desde personajes a situaciones, que no contribuya a esa inquietud. No los hay, y eso también se sabe después, por la manera distorsionada con la que los capta la mente de la señora March, así como por la descripción que hace de ellos Virginia Feito.
Una señora March de la que conocemos el nombre, Agatha, en la última página del libro, lo que dice bastante de la intención de la autora al presentarla.
Se trata de una mujer de mediana edad, descontenta con su aspecto, insegura, egoísta, pendiente siempre de la aprobación de los demás. Necesidad de aprobación que arrastra desde la infancia, ya que proviene de una familia de clase alta preocupada, sobre todo, por la apariencia y el qué dirán. Patrones aprendidos que ella reproduce en la manera de relacionarse con su familia y el resto de personajes que aparecen en el relato.
La señora March está casada con George Marck, un novelista de éxito cuyos libros se agotan nada más publicarlos; tienen un hijo, Jonathan, de ocho años y viven en un lujoso piso en Nueva York.
Coincidiendo con la publicación de la última novela del marido, la señora March va a la pastelería cercana a comprar lo acostumbrado para la fiesta que, por ese motivo, han organizado en su vivienda.
Al atenderla, la dependienta le dice que debe sentirse orgullosa por haber servido de inspiración a George para dar forma a la protagonista de la novela recién publicada.
Al tratarse de una prostituta sin ningún encanto, rechazada hasta por los clientes, la señora March abandona ofendida la pastelería y en su mente se inicia la psicosis que Virginia Feito va exponiendo con ayuda de hechos y detalles a lo largo de todo el libro.
Un libro que está bien escrito, es de fácil lectura y lo que expone se visualiza con facilidad. Así que no es de extrañar que, según he leído, pronto se hará una película del mismo.