NUESTRA INCIERTA VIDA NORMAL

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En estos tiempos indefinibles que vivimos, los sentimientos de aprensión, miedo y fragilidad parecen haberse convertido en ingredientes permanentes de “nuestra nueva vida normal”. No pocos nos encontramos andando inconscientemente con los dedos cruzados intentando mantener el delicado balance entre la esperanza que nos alienta y el miedo que nos perturba.
Con los párrafos anteriores, a excepción del adjetivo indefinibles, presentaba el psiquiatra Luis Rojas Marcos en el año 2004 el libro que hoy traigo a Opticks que se titula Nuestra incierta vida normal.
Explica Rojas Marcos que los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 hicieron que muchas personas tomasen conciencia de que vivimos en un entorno global inseguro e impredecible, lo que agudiza la sensación de vulnerabilidad. Después va analizando los trastornos que esos nuevos sentimientos provocan en los seres humanos: irritabilidad, miedo, aislamiento social, estrés, insomnio, debilidad del sistema autoinmune, etc. Es decir, los trastornos que en los indefinibles tiempos del coronavirus que vivimos aquejan a un número cada vez más elevado de personas.
En los momentos actuales nuestra vida puede calificarse de incierta, pero en absoluto de normal. Los comentarios que escuchas de familiares, amigos y conocidos, ocultos tras la máscara, no tienen nada de “normales”. Han llegado los males, muchos males; sin embargo, Pandora continúa guardando la esperanza en la caja que le regalara el siempre  maquiavélico Zeus.
Nadie sabe muy bien a qué atenerse, ni siquiera los científicos que han expuesto y exponen en los medios de comunicación teorías en demasiadas ocasiones contradictorias y hasta antagónicas.
Qué decir de los políticos de cualquier condición y signo; parece que se rigen más que por criterios claros y sensatos por el ¡sálvese quien pueda! Si es que queda alguno que, tras la desorientación y el caos que provocan, sea capaz de salvarse.
¿Qué soluciones a nuestros problemas físicos y psíquicos, agudizados ahora por la pandemia, ofrece Rojas Marcos? En principio, enumera brevemente las variadas catástrofes que ha padecido la humanidad desde que los primeros homínidos aparecieron sobre la tierra; concluyendo que hoy vivimos mejor que hemos vivido nunca, en mayor número, más años y más sanos.
Luego, si ese análisis no supone para el lector ningún consuelo, desciende a lo concreto y oferta diez antídotos o estrategias que considera al alcance de todos.
Partiendo del “conócete a ti mismo” que ya aconsejaban los griegos, el psiquiatra español recomienda en primer lugar que intentemos informarnos al máximo sobre la amenaza que nos perturba.
Ante la imposibilidad de poner esta primera estrategia en práctica, dado el lío mundial informativo al que nos enfrentamos, paso a la segunda: hay que diversificar y compartimentar las parcelas de las que extraemos momentos agradables. Esto sí que lo encuentro factible, se hizo durante el confinamiento y puede continuar haciéndose ahora: buscar actividades diversas y gratificantes. Si nos conocemos bien, sabremos cuáles son las que nos resultan más convenientes.
La tercera estrategia o antídoto consiste en relacionarnos. Como también presenta dificultades y hasta pueden multarnos por ello, incido en la cuarta de aplicación sencilla. Se trata de hablar, lo que facilita de manera notable el uso generalizado de los móviles.
El quinto antídoto, difícil para mi mente que deriva desatada hacia explicaciones políticamente incorrectas, consistiría en buscar una explicación positiva a lo que ocurre.
El sexto no presenta dificultades especiales: debemos fomentar la risa. La verdad es que en Internet encontramos multitud de origínales estímulos para ello.
El séptimo aconseja movernos. Escucho que las empresas que agotaron de sobra existencias y no tienen déficit en la actualidad, son las encargadas de fabricar y distribuir bicicletas u otros artilugios relacionados con el movimiento. La opción barata de caminar es la que yo practico.
El octavo es dejarnos ayudar por la ciencia. Como soy poco amiga de pastillas, dejo este antídoto para aquellos que las consideran necesarias.
El noveno nos conduce a cultivar la espiritualidad. Se dice que el siglo XXI será espiritual o no será. A este paso…
El décimo y último antídoto o estrategia es el ejercicio del voluntariado. Está comprobado que la solidaridad humana posee un inmenso poder restaurador y fortalece la resistencia a las adversidades.
Luis Rojas Marcos termina su libro Nuestra incierta vida normal recurriendo a un nuevo mito, egipcio esta vez: el del ave fénix, el pájaro de plumas brillantes y escarlata que tras de ser consumido por las llamas, resurgió de sus propias cenizas y volvió a volar victorioso hacia Heliópolis, la ciudad del Sol.
Ojalá sea ese el destino de todas las avecillas actuales para las que las cenizas están muy presentes y Heliópolis, por el momento, muy lejana.      

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