David Pintor acaba de publicar ‘El primer diccionario de Nara’ (Degomagom, 2019), un libro editado con mucho mimo en el que el autor recrea los dos primeros años de vida de su hija Nara a través de sus primeras palabras. Podría decirse que es una suerte de álbum de recuerdos de esos dos primeros años.
Vendría a ser este un ‘diccionario de autor’ en el que tienen tanto peso las palabras como las escenas a las que dan lugar esas palabras. Un libro de situaciones en el que, cualquiera que tenga cerca a un niño o una niña pequeños, puede verse reflejado. Sin duda, este libro es algo más que un diccionario.
Con Nara, nos adentramos en un simpático mundo. Con un trazo ágil, David Pintor nos ayuda a explorarlo sin que se nos pueda borrar la sonrisa de la boca.
¿Qué te llevó a dibujar un diccionario? ¿Por qué este libro?
Se me ocurrió cuando mi hija empezó a decir sus primeras palabras. Esto sucedía a veces mientras yo dibujaba con ella, y me pareció una buena idea juntar ese aprendizaje lingüístico con la herramienta del dibujo. Además estos dos primeros años con mi hija han sido tan bonitos que me apetecía compartir mi experiencia en un libro.
Parece claro cuando tienes el libro entre las manos que éste es un libro para leer acompañado, que interpela directamente al adulto para que se siente a disfrutar del libro con el niño.
Eso era fundamental para mí. En esta época del niño, es muy satisfactorio leer con ellos e ir introduciéndolos en el placer de tener un libro delante. Nara es una niña a la que le encanta que le cuenten historias y yo disfruto contándoselas.
¿Cómo has realizado la selección de palabras? ¿Existen licencias? Es decir, ¿hay palabras que hayas decidido rescatar porque te parecía interesante dibujarlas?
Las palabras las ha decidido mi hija, a medida que iba descubriéndolas. Desde muy pronto, fui anotando las palabras que decía, y cuando tuve una cantidad cercana a 200, hice una selección de alrededor de 120. Escogí las que me parecían más susceptibles de ser dibujadas, y las que estaban ligadas a momentos especiales o divertidos.
Eres un autor muy versátil, con una facilidad enorme para dirigirte a distintos públicos. ¿Dónde crees que reside el secreto? ¿Qué cosas cambian en tu dibujo cuando te enfrentas a una propuesta para público infantil en relación a cuando lo haces a otra dirigida a un público adulto?
No es ningún secreto. Desde siempre he dicho que lo que más me gusta de la profesión del ilustrador es que te permite trabajar en campos muy diversos. Yo he podido hacer humor político en prensa, ilustración infantil, ilustración adulta, portadas de revistas, carteles, packaging, diseño, publicidad, escaparatismo…y disfruto mucho de esa enorme variedad. Son campos diferentes, pero no compartimentos estancos, porque lo que hago en unos me ayuda en otros.
Y Nara, ¿Cómo reacciona ella al verse en el libro? ¿Se reconoce?
Fue la primera persona que vio las ilustraciones terminadas y no paraba de reír cuando reconocía las palabras. Fue un momento mágico para mí.
Por Octavio Ferrero