Después de la lectura de La flor púrpura, libro escrito por Chimamanda Ngozi Adichie, busqué conocer un poco más a esta autora de origen nigeriano y encontré, entre otras informaciones, que imparte conferencias, posteriormente convertidas en libros, sobre el feminismo y la necesidad de educar en él.
Sin embargo, no plantea en este campo opciones radicales, insiste en el respeto que se debe a todos los seres humanos por el hecho de serlo, al margen de su ideología, sus sexo o su origen, y sus figuras masculinas están vistas con la misma objetividad que las femeninas, aunque el protagonismo, al menos en los dos libros que he leído de ella, el citado, La flor púrpura, que comente en Opticks el 2 de marzo de 2018, y Americanah, que comentaré a continuación, se lo lleven en ambos casos las mujeres.
Americanah, publicada como el resto de sus libros en la editorial Random House, es una novela que toma su nombre del que se aplica a las nigerianas que viven en Estados Unidos al regresar a su país, Chimamanda Ngozi Adichie posee las dos nacionalidades, por lo tanto sabe muy bien de qué habla a lo largo de las 611 páginas que tiene esta obra.
La novela se inicia en el momento en que Ifemelu, nombre de la protagonista, desde Princeton, donde reside tras sus estudios universitarios, va en busca de una peluquería en la que trenzarse el pelo antes de regresar a Nigeria, decisión que acaba de tomar.
De ahí en adelante la joven va recordando los acontecimientos que la llevaron a estudiar en la universidad norteamericana, todo lo que dejó atrás y todo lo vivido hasta ese momento a lo largo de quince años.
En Nigeria, en tiempos de la dictadura militar, Ifemelu, estudiante de secundaria, de gran personalidad y belleza, mantiene una relación amorosa con otro estudiante, Obinze, admirador de la cultura norteamericana y obsesionado con estudiar en universidades de dicho país. La joven es la primera en conseguir el citado propósito, gracias a una beca que no cubre todas sus necesidades, por lo que ha de ayudarse de una serie de trabajos, uno de los cuales la traumatiza de tal modo que corta la relación con el muchacho.
Lo que sucede a Ifemelu en Estados Unidos está narrado con multitud de detalles y enorme realismo, tanto en el sentido físico como en el psicológico. El hecho de perder completamente a los ojos de los blancos su nacionalidad y ser sólo una negra que ocupa, como el resto de las personas de este color, el lugar más bajo en la escala social, lleva consigo una profunda reflexión sobre la raza. Reflexión que conduce a Ifemelu a publicar un blog con ese título, referido a las vivencias de los negros estadounidenses, con el que consigue un enorme éxito.
Mientras tanto, Obinze, a consecuencia de los sucesos del 11 de septiembre, no logra un visado para entrar en Estados Unidos y marcha de manera ilegal a Gran Bretaña. Allí trabaja en empleos miserables hasta que es descubierto por los agentes de inmigración y deportado. Las vivencias del joven, con la carrera universitaria terminada y brillante formación, hacen pensar en las de tantos africanos que padecen rigores semejantes.
De nuevo en la Nigeria ya democrática, Obinze se convierte en un acaudalado agente inmobiliario, cuyo trabajo en la nueva sociedad nigeriana muestra la corrupción característica de la mayor parte de las naciones africanas independientes.
Americanah es un libro denso al que el lector debe aproximarse sin prisas, por la cantidad datos y matices que ofrece sobre individuos y sociedades. Diferencias entre africanos nacidos en Estados Unidos y africanos inmigrantes, dificultades de adaptación y asimilación de costumbres y hábitos nuevos, rechazo constatable ante el distinto color de piel sin tener en cuenta a la persona, renuncia a la propia identidad con el objetivo de ser aceptados, choque con la sociedad que dejaron atrás al regreso, transformaciones sociales y económicas en África, aquí en Nigeria; prejuicios raciales en grupos humanos similares, añoranza del lugar de nacimiento y hasta explosión unitaria de alegría en la población negra tras la elección de Barack Obama.
Lo anterior y mucho más, suavizado por la historia de amor entre Ifemelu y Obince que aporta al relato un final feliz, convierte a Americanah, escrita por Chimamanda Ngozi Adichie, en una obra muy recomendable, de la que podemos extraer conclusiones que harán desaparecer, si los hubiere, bastantes y peregrinos prejuicios.