Cuando Luis me preguntó si le haría el favor de ayudarle en la presentación de un libro, en el primer momento me alegré porque todo lo relacionado con los libros me gusta. La preocupación llegó al conocer el título del libro que debía ayudarle a presentar: 365 haikus y un día. Creo que, incluso, comenté: ¡qué difícil!
Y es que presentar un libro de haikus en los tiempos de las redes sociales, los teléfonos móviles, los tuits, la posverdad, las prisas y la acumulación de noticias que enseguida se hacen viejas, puede resultar complicado.
Complicado porque si les digo:
Un viejo estanque
salta una rana ¡zas
chapalateo
Seguramente se quedarán con la misma cara que me quedé yo cuando un amigo me pidió que opinara sobre los haikus que estaba escribiendo.
Sin embargo, este haiku, modelo del género para Rafael Cadenas, Premio de Poesía Reina Sofía 2018, es obra de uno de los mejores poetas que cultivó ese género en Japón en el siglo XVII: Matsuo Basho.
Y es que el haiku, poema breve de tres versos de 5, 7 y 5 sílabas (moras), de origen japonés e inspirado en la emoción del momento, lleva consigo una reflexión; un detenerse y mirar, hasta alcanzar algo parecido a una conmoción espiritual, que es a la vez sentimental y estética.
Así que no debe extrañarnos que muchos relacionen el haiku con el budismo zen y la meditación. Se trata de mirar lo que nos rodea pausadamente, trascendiendo la apariencia, buscando descubrir la esencia en la profundidad, lo que podría definirse como la eternidad en el instante.
La investigación que realicé sobre el haiku provocó que desease conocer a la persona que sabía mirar de esa manera. Y conocí a Fernando Carrillo.
Fernando Carrillo nació en Extremadura:
Vengo de un pueblo
de grietas en las manos
de jara y esparto
-Y en Extremadura
He visto al grajo
con bufanda de lana
volar muy bajo
-Los grandes amores de Fernando son Cristina y sus hijos Pablo y Jesús:
No se apagará
la luz de tu presencia
tu infinito amor
Duerme mi niño
que no rompan tus sueños
ni tu inocencia
-La amistad, un cierto compromiso social y el respeto a la palabra son básicos en su forma de entender la vida:
Debemos poner
alas a las palabras
mostrar su fuerza
Y de repente
no todo está perdido
la amistad queda
-Los viajes, la escritura y la lectura, el cine, la cocina con amor, el buen comer, el vino y el humor surrealista son fundamentales en su dieta:
Vino en pitarra
me alegras el corazón
y endulzas mi alma
Sin darme cuenta
se echó el día encima
y me atropelló
-Fernando corre lento pero seguro. Fue guardia civil durante 21 años y colaboró en la creación de la AUGC, llegando a ocupar el cargo de Secretario General Nacional. Es psicólogo y ejerce como tal y como gerente de la empresa MES.NET. Ha publicado ensayos y trabajos de investigación sobre diversos temas, además de dos poemarios: Donde quiera que no estésy Corriendo con neandertales.
Y ahora hablemos del libro en concreto: 365 haikus y un día.
Amos Oz, un escritor al que admiro, afirma en Una historia de amor y oscuridad que: Aquel que busca el corazón del relatoen el espacio que está entre la obra y quien la ha escrito se equivoca: conviene buscar no en el terreno que está entre lo escrito y el escritor, sino en el que está entre lo escrito y el lector.
Por lo tanto el corazón del relato, en este caso el corazón del haiku, al que se refiere Amos Oz lo encontraremos si, leyendo los haikus de Fernando Carrillo, experimentamos esa emoción profunda, esa conmoción espiritual que debió sentir él al escribirlos.
Son muchos los haikus de este libro que a mí me han conmovido, me han hecho reír o, simplemente, me han hecho pensar. Lo curioso es, y ahí reside también la magia del haiku, que cada vez que relees lo escrito por Fernando en estas páginas, descubres profundidades nuevas, reflexiones que te habían pasado inadvertidas en las lecturas anteriores.
-Están los haikus de tipo psicológico:
Un puzle somos
con infinitas piezas
buscando encajar
La gente sufre
fuera de nuestros ombligos
sin inmutarnos
Dejar todo atrás
es más fácil si no usas
el retrovisor
-Hay otros en los que destaca la rabia o la denuncia ante una situación que nos afecta:
¡ETA mátalos!
rezaban en los templos
de la mentira
Ya no escuchamos
las palabras se arrojan
como puñales
Vivir viviendo
contra morir matando
morir viviendo
-Encontramos haikus que transmiten sentimientos de pérdida, de tristeza, de melancolía:
Trae el regreso
los abrazos perdidos
pero no el tiempo
Cae el verano
ya se alargan las sombras
de despedida
Las lunas pasan
los tiempos que no viste
lloran tu ausencia
-Aquellos en los que el autor se hace uno con la naturaleza:
Pintan de besos
las praderas de mayo
las amapolas
Bajaba el río
desbordado de abrazos
por el deshielo
Vuelan las hojas
y la melancolía
la luz de otoño
-Los hay que expresan los sentimientos amorosos con sutileza y preciosismo:
Mientras regresas
pinto un paso de cebra
para encontrarnos
Cuando me pierdo
busco siempre el camino
de tu horizonte
Un mirlo canta
la luz del alba brilla
sobre tu espalda
-Los hay irónicos y hasta sarcásticos:
Ser de una pieza
deja muy poco margen
para maniobrar
Del organismo
la parte más sensible
es la cartera
No se hizo el manjar
para la boca del asno
ni el argumento.
-Los hay, en fin, que encierran en sí mismos toda una lección de filosofía
Para la vida
con dos dedos de frente
no es suficiente
Deja de buscar
un sentido a la vida
pon tú los cinco
Es buen balance
siempre cumplir más años
que desengaños
Y ya termino. Aclarando, eso sí, que los treinta haikus que acabo de leer son solamente una pequeña muestra de toda la belleza, la profundidad, la poesía, la reflexión certera, la sensibilidad y podría seguir enumerando cualidades que posee el libro de Fernando, cuya lectura proporciona un disfrute tal que, Fernando, haciendo mío uno de tus haiku:
Quiero decirte
mil millones de cosas
y todas buenas