Ha muerto Rafael Chirbes, el autor de Tabernes de Valdigna que denunció en sus obras, desde la soledad de un retiro elegido, todo aquello que consideró injusto. Enemigo de camarillas literarias y falsos agasajos, se mantuvo siempre fiel a sí mismo, a sus más profundas convicciones como persona y como escritor: “Me importan la libertad y la justicia y no los problemas de realismo o irrealidad, un novelista auténtico no puede quedar reducido a un estilo determinado”.
Sin embargo, sus novelas pueden calificarse de realistas, en el sentido de que los personajes que aparecen, contemporáneos nuestros, responden a un patrón reconocible y se sienten cercanos, ya que para él novelar supone “obtener el placer de nombrar a los seres humanos y hacerlos vivir por el hecho de nombrarlos”. Así el grupo de hombres y mujeres que lucharon contra la dictadura franquista en Los viejos amigos que se encuentran después de muchos años y en sus conversaciones constatamos, además de la soledad de unos y otros, el fracaso de aquel idealismo ante las mentiras de los políticos de derechas e izquierdas que modifican sus comportamientos una vez que alcanzan el poder, arrastrando a los que les siguieron o hundiendo en el desánimo a aquellos que, al igual que Rafael Chirbes, no se contaminaron de inmundicias y optaron por clamar en el desierto. Los individuos de toda clase y condición que protagonizan Crematorio y En la orilla, retrato trágico de la España del pelotazo y la corrupción urbanística que llega acompañada de otras variadas y terribles corrupciones. La mujer que, al final del camino, cuenta al hijo, escasamente receptivo, lo que ha sido su vida, de tristeza en tristeza, hasta llegar al hoy, que nos conmueve en La buena letra.
La buena letra, Los viejos amigos, El novelista perplejo, Crematorio, En la orilla… He leído muchos libros de Rafael Chirbes desde que mi amigo Manolo me habló de él y me prestó el primero. Al terminarlos, queda un sabor amargo parejo con el tono que imprime a sus historias, en las que espera poco de los seres humanos que las protagonizan, al estar convencido de que en todos los tiempos los valores estuvieron en crisis.
Pero el sabor amargo se compensa con el placer de sumergirse en unos textos sabiamente escritos, propios de un artesano de la literatura cuyas obras demuestran, además de su enorme valía como artesano del lenguaje y la forma, un inmenso bagaje de lector atento y exquisito: Stendhal, Flaubert, Jane Austen, Galdos, Balzac, Mann, Musil, Juan Marsé, Max Aub, Antonio Machado, Eça de Queiroz, Cernuda, Blasco Ibáñez…
En el prólogo de El novelista perplejo expone lo que le motivó a escribir, nos dice que en sus recuerdos siempre se ve leyendo o escribiendo, algo que le hace diferente de los que le rodean: “No estoy capacitado para vivir la vida que ellos viven”. Añade después que con la literatura domestica el miedo a la muerte.
Una muerte que llegó de improviso ayer, 15 de agosto, de la mano de un cáncer de pulmón fulminante que se lo ha llevado ahora, cuando la crítica y los lectores en España empezaban a reconocer su singular valía, lo que determinó que se le concediese el Premio Nacional de la Crítica, el Nacional de Narrativa y el Francisco Umbral de Novela y que su obra Crematorio se adaptase a la televisión.
Ha muerto Rafael Chirbes del mismo mal que mi amigo Manolo. Ojalá que en el reino de la literatura puedan hablar de los libros que amaron.
El cuarzo por mucho que lo tritures, por minúsculo que sea, siempre hace chirriar los engranajes. Con las ideas sucede algo parejo: por mucho que se escondan, a pesar de los trampantojos que utilices con los que intentes disimularlas, siempre exhalan sus esencias. Digo esto a cuenta del brochazo de trazo grueso sobre Chirbes que escribes up supra -o ¿Es más un laudeamus igitur hacia Manolo?-, porque Chirbes fue un escritor muy complejo, y el mal sabor de boca al que aludes simplemente es porque rompe tu casita de muñecas en la que vives, y nos duela admitir que el capitalismo cristiano crea estos monstruos de "Crematorio" y etc.
Chirbes fue marxista que nunca renunció a serlo -y ya sabemos como te caen los comunistas a ti, Mª José, por tu comentario sobre Bulgakov (20/7/2015 y recordado el 27/7/2015 aprovechando a Böll (¡!), lo malos que eran los comunistas, que no dejaban escribir ni leer ciertas obras, no como los católicos, como por ejemplo, si nos puedes explicar -ya que se te ve experta en este tema-, si los 150.000.- volúmenes que conserva el "Archivo Secreto del Vaticano" ,vid. wikipedia, son todos comunistas o hay alguno que no.
Y ¿Que tiene que ver esto con Chirbes? Pues que no citas, supongo que por olvido involuntario o que no te la dejara Manolo -ya que a ambos os gusta tan poco "salir de casa""-, una obra que, literariamente hablando, me parece la mejor. Me refiero a "Mediterraneos". Sucede claro que es contemporizadora CON TODAS LAS CULTURAS Y RELIGIONES que baña, y ha bañado nuestro querido mar a lo largo de los milenios, y eso a lo mejor, pues mire usted no interesa tanto resaltarlo, digo el hecho de que pongamos en valor a otras culturas ni religiones.
Para terminar solicitarte si nos puedes explicar un poco lo de la metáfora "zurrupeta" de Chirbes y Manolo hablando en el reino de la literatura, si van a tener sus cigarritos, sus copas, etc.