En las charlas sobre literatura que mantuve con mi amigo Manolo durante tantas inolvidables tardes, a veces se quedaba suspendido en el aire el nombre de un escritor, de una obra que él consideraba importante y que yo apuntaba al llegar a casa, consciente de que merecería la pena su lectura.
Esto sucedió con El maestro y Margarita del escritor, nacido en Ucrania cuando formaba parte del Imperio Ruso, Mijaíl Bulgákov, que ahora he tenido ocasión de leer.
Para entender el significado de esta obra maestra es preciso hablar un poco de su autor. Mijaíl Bulgákov nació en 1891, participó en la 1ª Guerra Mundial, estudió medicina, se casó tres veces y se dedicó a la literatura que era su gran pasión.
El problema es que el régimen soviético no tenía en demasiada estima a los intelectuales que pretendían crear en libertad (las purgas de Stalin fueron un ejemplo). Bulgákovse salvó porque, además de ser amigo de Stalin, había escrito un cuento satírico sobre Iván el Terrible que debió gustar mucho a Don José. Aún así sus obras fueron censuradas y se prohibió su publicación y representación. Al protestar por ello y pedir que le dejasen salir de Rusia, Stalin le dio un cargo burocrático en el teatro nacional, que incluía barrer la sala; en el libro de Juan Bonilla, Prohibido entrar sin pantalones, sobre Vladimir Maiakovski que vivió en la misma época, se alude a este episodio.
Pese a todo, la crítica oficial siguió machacando a Mijaíl Bulgákov y tal vez no se suicidó como Maiakovski porque estaba escribiendo El maestro y Margarita, considerada su mejor obra, en la que, tomando como ejemplo el Fausto de Goethe, inventa otro demonio para ridiculizar con extraordinaria maestría la sociedad que le rodea, en la que incluye con toda intención a los críticos y a los literatos domesticados.
Bulgákov empezó a escribir El maestro y Margarita en 1928, tras ser acusado de antisoviético y prohibida la publicación de sus obras. En 1930, después del suicidio de Maiakovski, quemó ese primer manuscrito, pero la historia permanecía en su cabeza y la inició de nuevo para deleite de las generaciones futuras. Él no pudo verla publicada, murió en 1940. Fue su tercera mujer la que la publicó, aunque censurada, en la URSS en 1966. La versión íntegra llegó a los lectores en Alemania en 1967.
El maestro y Margarita consta de dos partes muy diferentes por la época en la que se sitúan, los personajes que aparecen y la forma de narrar del escritor. La primera, una extensa, disparatada, corrosiva e inteligente sátira social, toma como escenario la ciudad de Moscú en la que vivía Bulgákov, y hasta la zona próxima a su casa, Los Estanques del Patriarca. En dicha zona y con un calor infernal, coloca a dos escritores que mantienen un diálogo sobre la no existencia del Jesús histórico, mientras intentan refrescarse en un puesto en el que sólo venden zumo de melocotón caliente y medio podrido. Entonces aparece ante ellos un extraño personaje que interviene en la conversación y demuestra saber muchas cosas de ambos. En capítulos posteriores descubriremos que este personaje es el diablo, que se presenta aquí con el nombre de Voland, uno de los nombres comunes del diablo en lengua alemana.
La segunda parte nos conduce a la residencia de Poncio Pilatos en Jerusalén el día en el que apresaron a Jesús. En este caso el humor y la sátira desaparecen. El tono es poético y dramático y las descripciones y los diálogos, profundos y filosóficos, están al servicio de ese dramatismo. Las referencias a Pilatos, Jesús y su pasión tienen poco que ver con lo que leemos en el Evangelio.
La manera en la que Bulgákovenlaza las dos partes creando un personaje más, el maestro, que escribe la historia de Poncio Pilatos y del que se enamora Margarita, una hermosa y bien situada señora casada de Moscú, es otra de las características que hace valiosa la novela.
El maestro y Margarita tiene 448 páginas y todas ellas aportan algo al lector. Las distintas intervenciones de Satán y su corte de demonios, en especial cuando actúan en el teatro de variedades y ponen al descubierto de manera hilarante los muchos defectos de una clase social corrupta. El demoniaco baile de medianoche en el que Margarita acepta participar por amor al maestro, después de volar convertida en bruja hasta el mágico lugar de la celebración. El desenlace de la relación amorosa entre el maestro y Margarita que sorprende y hace pensar. La estancia y cambios experimentados por todos aquellos a los que encierran en el manicomio tras confesar sus distintos encuentros con los diablos. Las reflexiones de Poncio Pilatos. El simbolismo de muchos de los elementos que aparecen en la historia. La brillantez del estilo con el que está escrita. La formación humanística, literaria y filosófica que muestra en todo el libro Mijaíl Bulgákov, y más características que omito por no alargar demasiado la reseña, logran que esta novela sea recomendable para leerla en soledad y para comentarla en un grupo de aficionados a lo mejor de la literatura.