Hace ya algunos años leí por primera vez la novela del juez y profesor de leyes Bernhard Schlinktitulada El lector y me pareció extraordinaria. Estos días, al tratarse del libro que hemos de comentar en la próxima reunión de lectores, he visto la película que se hizo sobre ella el año 2008 y he vuelto a leerla. Me complace decir que continúo opinando igual y que esa opinión se extiende también a la película.
Pocas veces un autor está de acuerdo con la adaptación de su obra para la televisión o el cine. En el caso de El lector, aunque no tengo noticias al respecto, pienso que Bernhard Schlink debió sentirse muy satisfecho al ver su obra reflejada en la gran pantalla. Una obra que David Hare adapta y Stephen Daldry dirige con la misma maestría que los actores interpretan a los distintos personajes: Kate Winsletque da vida a Hanna, la protagonista femenina de la historia, obtuvo un óscar por su interpretación.
Bernhard Schlink publicó El lector en 1995. La novela consiguió pronto un enorme éxito en Alemania y fuera de ella; traducida a treinta idiomas, ha recibido numerosos premios.
El lector se divide en tres partes contadas en primera persona por su protagonista masculino, Michael Berg. La primera, situada en 1958, narra la relación que se establece entre Michael, un joven de 15 años, y Hanna Schmitz, una mujer de 35. Los encuentros entre ambos combinan la sexualidad con la lectura, ya que Hanna pide al joven que lea en voz alta libros que a él le recomiendan sus profesores: La Odisea, Guerra y paz, La dama del perrito, etc. Esta relación amorosa, sexual y literaria, que el joven oculta a todos, termina abruptamente cuando la mujer desaparece sin dejar rastro.
La segunda parte muestra a Michael como estudiante obsesionado aún con la experiencia vivida. Al decidirse por la carrera de Leyes, en unas prácticas, el profesor invita a varios alumnos a asistir al juicio contra cinco guardianas de un campo de concentración nazi acusadas de crímenes de guerra. Michael descubre que una de estas guardianas es Hanna.
En la tercera y última parte, Hanna está en la cárcel y Michael, que ha fracasado en su matrimonio, tiene una hija y es profesor de Historia del Derecho, decide enviarle cintas grabadas con los libros que le leyó entonces y otros nuevos.
Esta sería, a grandes rasgos, la historia, se dice que en gran parte autobiográfica, que nos relata Bernhard Schlink en El lector.
Sin embargo, El lector es mucho más que lo que acabo de contar. Por ejemplo, impresiona el tratamiento que hace de la culpa en sus múltiples variantes y aspectos; también la forma de mostrar el perdón, el arrepentimiento y la piedad.
Página tras página, el autor disecciona con la habilidad, moderación y sobriedad que se le supone a un jurista, los sentimientos y las acciones de unos y otros para que los lectores tomen partido, o no. En todo caso, para que se reflexione sobre los seres humanos con toda su grandeza y su miseria.