Por Kiko Sanjuán
Rafa Álvarez es un ilustrador español que un día decidió cambiar los números, las tablas de Excel, los balances y las finanzas por los pinceles, las tabletas gráficas, y la gama de color del Pantone. Y así, con un máster en Bellas Artes por la School of Visual Arts de Nueva York comenzó una nueva etapa profesional haciendo lo que más le satisface: dibujar.
Paradoja es el lema del número de este mes y paradójico resulta que haya triunfado fuera de nuestras fronteras y cuyos trabajos se publiquen en los más importantes medios de todo el mundo desde el New York Times a Playboy o que American Express, Grand Central Station o Paramount Pictures se encuentren entre sus mejores clientes, mientras que en nuestro país su trabajo sólo sea reconocido en los medios más especializados.
Pero paradoja no es simplemente una idea extraña u opuesta a la común opinión y al sentir de las personas, según el diccionario de la RAE. Nuestra vida cotidiana está continuamente llena de indescifrables paradojas, de naturaleza muy diversa, ya sean naturales, mecánicas o simbólicas. Rafa Álvarez se ha inspirado en estas últimas para el diseño de la portada de este número de Opticks Magazine, en la que en un intento de crear una paradoja alegórica ha dibujado El abrazo imposible en el que se puede apreciar un homenaje al elefante de Roger Shepard, cuyo abrazo resulta imposible como las patas del elefante, o los dibujos de M.C. Escher donde cada elemento contiene una paradoja vinculada a una perspectiva irrealizable, pero también geométricas, como la cinta de Moebius con una sola cara y un solo borde. Y en un intento último de paroxismo, la paradoja de la física cuántica por excelencia, la del gato de Schrödinger, plasmada en el gato tatuado que lleva él, y en el tatuaje de ella en el que aparece la muerte llevándose al mismo gato.
Todos estos detalles, y algunos más, se pueden apreciar en esta portada, porque a Rafa Álvarez le gusta que todas sus ilustraciones siempre narren una historia, de ahí que todas cuenten con un concepto fuerte, cierto sentido del humor y un poco de presagio para que el observador emplee algo de tiempo mirando los detalles y descubriendo qué es lo que pasa.
Eres un ilustrador español con residencia entre Berlín y Nueva York, que pese a tu edad ya has logrado publicar tus trabajos en los más importantes medios de todo el mundo, desde el New York Times o ESPN magazine a Playboy, sin embargo, aunque me imagino que esta pregunta ya te la habrán hecho muchas veces, pero para los lectores de Opticks que desconozcan tu trayectoria personal, ¿nos puedes contar qué te motivo para convertirte en ilustrador, si has tenido otros empleos, qué te indujo a dejarlo todo y compartir tu vida profesional entre Berlín y Nueva York? En definitiva háblanos de cómo fueron tus comienzos.
Me gustaría poder presumir de una trayectoria artística más larga pero mis comienzos son bastante recientes. Cuando descubrí la ilustración como profesión llevaba ya unos cuantos años trabajando en una oficina, en los que hice de todo, desde analista financiero a comunicación y marketing, pues lo primero que estudie fue Económicas.
Estos inicios me sirvieron para aprender idiomas y ver mundo, pero siempre tuve claro que nunca iba a ser más feliz en una sala de reuniones que en la mesa de dibujo, así que dejé el trabajo y me fui a la única ciudad en la que una decisión así de radical parecería una buena idea: Nueva York.
Fue duro empezar como estudiante a los 30 años en una ciudad y una escuela tan competitiva como es la School of Visual Arts, sobre todo sabiendo que en España las cosas no iban bien, pero por suerte fui encontrando mi hueco. Después de unos años establecido en Brooklyn, decidí mover mi estudio a Berlín, donde reparto el tiempo entre la ilustración y las clase en Esdip y la Universidad de Berlin BTK.
Atendiendo al lema de esta edición de Opticks, Paradoja, ¿no resulta paradójico que hayas ganado, el premio Student Talent Search 2013 de la red creativa Behance, o que fueras nominado como mejor ilustrador joven del festival Illustrative Berlin, cuyo trabajo es ampliamente reconocido internacionalmente y que sin embargo en España tu nombre sea más conocido sobre todo en los medios más especializados?
Igual es verdad eso de que nadie es profeta en su tierra. Como empecé tarde en el mundo de la ilustración y me marché a Estados Unidos, no he tenido nunca, ¡espero que eso cambie!, mucha proyección en España. Creo que nuestro país tiende todavía a mirar hacia dentro, tanto artistas como clientes, cuando lo bueno de ser freelancer es que puedes trabajar para cualquier mercado y desde cualquier sitio.
Parte de tu labor profesional la desempeñas como profesor de la ESDIP (Escuela Superior de Dibujo Profesional) de Berlín. ¿Crees que tu labor como docente te ayuda en tus creaciones?
Desde que me establecí en Berlín he compaginado la ilustración con la docencia, tanto en EsdipBerlin como en la Technische KunstHochshule de Berlín (BTK) e incluso haciendo workshops de ilustración para Apple. Es un contrapunto a las horas solitarias de dibujo y es una manera de mantenerte al día porque las nuevas generaciones vienen cada vez más fuertes.
Es evidente que trabajar para The New York Times debe ser una experiencia muy satisfactoria ya que no sólo los mejores ilustradores colaboran en dicha publicación, sino que muchas de sus ilustraciones se convierten en referentes artísticos, aun así, ¿debe haber algún requisito especial para que un determinado asunto sea de tu interés? ¿Con qué temas te sientes más cómodo o identificado?
Trabajar con NYTimes fue un espaldarazo importante. No sólo los temas son interesantes, también sabes que vas a compartir página con algunos de los mejores ilustradores del mundo y te pones las pilas. He trabajado mucho en la sección de opinión del Sunday Business, ¡mi pasado me persigue!, pero casi cualquier tema puede ser un reto interesante, o se le puede buscar un ángulo diferente.
Has ilustrado artículos de opinión de muy diferente índole. ¿Cómo consigues llegar a conectar con personas tan distintas y de opiniones tan diversas?
Dejando a un lado la estética, las ilustraciones funcionan mejor cuando contienen una idea, sencilla pero bien definida. Hay ilustradores que optan por minimizar el envoltorio y reducir la idea a la mínima expresión, a través símbolos y metáforas; y otros que se recrean más en las formas. Yo desde luego me veo más cerca de estos últimos. Aunque intente ser minimalista, me gustan demasiado los cómics y mis ilustraciones siempre acaban llenas de cosas. Personalmente, me gusta que al lector le atraiga el dibujo en su parte más visual, líneas y colores, y luego descubra que hay una idea detrás que haga “click”. Creo que eso crea una cierta complicidad entre el artista y el observador.
Ante este tipo de ilustraciones, ¿cuál es la dimensión que la imagen le aporta a la opinión? ¿Crees que opinas junto a la persona a la que ilustras su texto?
En ilustración editorial se corre el riesgo de contradecir o quitar protagonismo al texto. También se puede caer en el extremo opuesto y quedarse en mera decoración, lo que puede ser casi peor. La ilustración debe capturar la atención del lector y transmitirle en unos segundos una idea que se desarrolle mediante la lectura del texto. De esta manera, el texto y el dibujo trabajan juntos en equipo. Supongo que esto no implica profesar siempre la misma opinión que el autor del texto, pero si hay un desacuerdo importante la colaboración de ambas partes no sería posible desde un punto de vista ético. Así que sí, el ilustrador también opina.
Algunas de tus ilustraciones como Fresh Disinformation o The Right Wrench están caracterizadas por un alto contenido de denuncia social en las que, con una gran habilidad y simpleza de contenido, eres capaz de desenmascarar las trampas que siempre se ocultan tras la propaganda ideológica. ¿Consideras que como artista es tu deber?
Me considero simplemente un ilustrador que intenta sugerir historias con sus dibujos, algunas veces son humorísticas, otras más reivindicativas, pero sí que es cierto que siempre me parece más interesante hacer referencia a circunstancias actuales que a temas de fantasía.
No sé si estarás de acuerdo con que los tiempos duros invitan a carcajadas fuertes, es decir, los tiempos agitados, los tiempos de cambios, como los que estamos viviendo actualmente, es cuando el humor muestra toda su fuerza corrosiva. ¿Piensas que el humor es el arma más adecuada para la denuncia?
Siempre. Creo que nunca hay que perder el sentido del humor y me entristece ver como aún hoy se censuran contenidos y se castiga la libertad de expresión en España. Manteniendo un mínimo de sentido común, por ejemplo, no reírse del dolor ajeno, casi todo lo demás debería ser susceptible de cachondeo. Una carcajada no te la quita un banco ni un político.
¿Cuándo te enfrentas ante un nuevos proyecto lo tienes todo planificado inicialmente y te dejas llevar como si fueras dirigido por un GPS, o por lo contrario dejas espacio a la casualidad, a lo inesperado, guiándote por tu intuición? ¿Cuánto tiempo le dedicas al desarrollo de una idea?
Trabajo mejor bajo presión. Las mejores ideas llegan a horas intempestivas con plazos de locura y mucho café. Si puedo dedicar un día a garabatear ideas, mejor, aunque no suelo tener tanta suerte. Con el tiempo se encuentran patrones que ayudan mucho a dar con buenas ideas y composiciones interesantes.
¿Ante cualquier nuevo proyecto cómo te documentas? ¿Sueles inspirarte en otras disciplinas? ¿En cuáles?
Internet es una herramienta increíble para documentarse, aunque para las composiciones, paletas de color, etcétera, tiro mucho de libros de fotografía y cine.
Es innegable que cualquiera de tus ilustraciones posee un estilo personal fácilmente identificable, con una cuidada composición, como si fueran instantáneas en las que el tiempo se haya detenido, pero con un mensaje claro y un gran impacto estético, todas esta características las podemos percibir en cualquier de tus trabajos, sin embargo, sí que se observa cierta diferencia entre las que van dirigidas, por ejemplo, a la prensa como las que van dedicadas a la publicidad. ¿En qué medida influye el medio al que va destinada finalmente tu ilustración a la hora de elaborar el trazo, la elección de los colores, los materiales utilizados o la técnica que empleas a la hora de dibujar?
Revistas y periódicos suelen tener marcada una línea aunque luego dan mucha libertad, si trabajan contigo es porque saben que encajas con ellos en mayor o menor medida. La publicidad obedece a criterios mucho menos flexibles como el branding del cliente, la visión de la empresa… eso exige que te adaptes más hasta cierto punto.
Cuando evalúo un proyecto publicitario, siempre me aseguro de que mi estilo encaja con el cliente; aunque esto parezca una obviedad, hay veces que el cliente, al final, tiene una idea muy distinta a tu trabajo. Si en su mood board veo que buscan el estilo de otros ilustradores, prefiero que trabajen con ellos.
En algunas de tus ilustraciones, Hiding in plain sight, Not-a-scientist assistant o In weiter Ferne, so nah, prevalece un uso muy decisivo de la luz artificial que focaliza y dirige el centro de interés de la ilustración. ¿Tiene para ti la luz algún sentido especial? ¿Es otro de los rasgos que caracteriza tu estilo?
Comoo me tiran mucho los cómics, suelo llenar mis ilustraciones de líneas y colores. Me gusta mucho romper ese caos con formas geométricas que marquen el foco de atención, y la luz artificial es la excusa perfecta, aunque tampoco la única. Así intento crear un poco de espacio negativo que dirija la mirada: un foco, una silueta…
También has ilustrado un clásico de los cuentos infantiles, Snowwhite. ¿Existe una gran diferencia con tu trabajo habitual? ¿Te gustaría en el futuro desarrollar más proyectos de este tipo?
Fue un poco difícil hacer dibujos más simpáticos porque tiendo a ser un poco retorcido. El libro era para el mercado coreano y parece que no fue un problema, pero digamos que mi audiencia sería la de niños con un poco de mala leche.
Pero no sólo te dedicas a la ilustración para medios impresos sino que has diseñado camisetas, fundas para iPad y iPhones, tazas, tus dibujos se han convertido en tarjetas, has hecho tus pinitos en la animación, sino que has creado The Hotel Pandemonium una novela gráfica para iPad en la que el lector toma sus propias decisiones a la hora de escoger por dónde quiere que continúe la historia.
Gran parte de lo que he hecho más allá de la ilustración editorial han sido cosas por iniciativa propia o colaboraciones en proyectos concretos, Housing Works en Nueva York, por ejemplo, pero de todo aprendes. En el caso de la novela interactiva Hotel Pandemonium, es mi eterno proyecto paralelo. Mi proyecto de fin de máster en la SVA fue un cómic a pantalla completa con una historia lineal pero con algunas decisiones que afectaba al lector al final de la misma. La idea y desarrollo en fase “beta” recibió muchos premios, entre ellos el de mejor proyecto de Behance o la nominación a Illustrative Berlin, que me dieron muchísima promoción. Como lo programé yo mismo a base de paciencia y ataques de nervios, sigue en proceso de revisión para poder ponerlo en el app store y para android.
En cuanto al concepto de novela gráfica, tan de moda hoy en día, piensas, como algunos de tus colegas, que este término es sólo un eufemismo sintomático de cierto complejo de inferioridad que tiene el mundo del cómic respecto al mundo literario. ¿Qué opinas?
Me parece una discusión estéril. La gente empieza a usar un nuevo término porque lo asocia a algo que les parece diferente. No creo que nadie utilice la expresión novela gráfica porque suene más intelectual que cómic, sino para referirse a un formato distinto, o que al menos no era tan frecuente hace unos años: menor tamaño, un sólo autor encargado de guión y dibujo, obras más personales, historias completas, en definitiva, como una novela, pero gráfica. Para mí la definición es perfecta.
¿Existe algún trabajo que hayas realizado que te haga sentir especialmente orgulloso?
La editorial Taschen acaba de publicar la recopilación Illustration Now! Vol. 5 y estoy entre los artistas seleccionados. Para mí ha sido increíble porque fue comprar su primer tomo lo que me hizo decidirme a ser ilustrador.
¿En qué publicación que todavía no hayas colaborado, o en qué proyectos te gustaría participar en el futuro?
Me quedan muchas revistas y medios con los que me encantaría colaborar, ¡claro! Quiero seguir además con la idea de las ilustraciones interactivas para tablets, así como más murales, tablas de snowboard, nuevos cómics…
Y para terminar, ¿del mismo modo que cada número de Opticks utiliza un lema que marca su línea editorial y su portada, podrías decirnos una palabra que te definiera a ti y a tu trabajo?
Me quedo con “constancia”. Todo llega si se te mete entre ceja y ceja, aunque tarde un poco.
Puedes leer aquí el número 16 completo de Opticks Magazine
Publicación : 20 de diciembre de 2014