Lorenzo Silva es un escritor con amplia experiencia en el campo de la literatura pese a su juventud. Nació en 1966 y ha publicado más de cincuenta obras en un amplio abanico de géneros: novela, ensayo, infantil y juvenil, etc. Hay que decir también que ha recibido numerosos premios, entre ellos el Nadal y el Planeta.
Hoy traigo a Opticks una de sus novelas titulada Niños feroces que recomiendo a todos los amantes de la Historia y de la Literatura en general, ya que Niños feroces nos ilustra sobre ambas materias.
El primer protagonista de la historia que cuenta Lorenzo Silva en Niños feroces se llama Lázaro y es un estudiante universitario de 24 años aficionado a la lectura y a la escritura e incapaz de escribir un relato que exceda los quince folios, por lo que se apunta a un taller literario impartido por un reconocido autor que se llama lo mismo que él.
Dicho autor, segundo protagonista, descubre pronto la valía de su nuevo alumno y decide enseñarle una serie de técnicas que le permitan construir relatos largos y bien ensamblados.
Lo primero que le proporciona es el tema a desarrollar, para lo cual lo lleva al funeral de un hombre al que asisten numerosos falangistas. El funeral y la parafernalia que lo acompaña desconciertan al joven, hasta que el profesor le explica que conoció al finado, tercer protagonista, de nombre Jorge García Vallejo, ya anciano; que le explicó cómo había ingresado en Falange durante la guerra civil, incorporado a la División Azul en 1941 y a las Wafen-SS en 1945.
Con los datos y las instrucciones que el profesor le va proporcionando, Lázaro escribe la historia de este hombre desde la pubertad hasta la muerte.
Niños feroces tiene, por tanto, una estructura muy original, son tres los personajes principales: el profesor, el alumno y el falangista, en tres relatos coordinados que se alternan con tiempos y tonos distintos. Pese a todo, el libro interesa desde el primer momento y no resulta nada difícil de leer.
Puede decirse que Niños feroces es en parte una novela y en parte un ensayo, no sólo por las técnicas narrativas que propone, apoyadas en textos de numerosos autores y en la experiencia personal; sino por el análisis histórico de la época, apoyado igualmente en textos y entrevistas a personas que han participado en guerras recientes, lo que permite comparar motivaciones, causas y consecuencias.
He leído bastantes libros de Lorenzo Silva y en todos ellos he encontrado una especie de “pedagogía positiva” que me es muy cercana y muy grata.
Presenta realidades, que pueden ser polémicas, desde puntos de vista diversos y aportando la necesaria documentación para que cada uno extraiga sus propias conclusiones y termine admitiendo, quizá, que entre el blanco y el negro hay una enorme cantidad de matices.
De igual modo, profundiza en cada uno de los personajes principales, mostrando hasta qué punto estamos mediatizados por las circunstancias que nos toca vivir e insistiendo en aquellos cuyas motivaciones son más nobles y auténticas.
Una excelente muestra de esa pedagogía, junto a una interesante lección de Historia y otra de técnicas narrativas, que los aficionados a escribir pueden aprovechar, la encontramos en Niños feroces.