Recupero las lecturas “serias” con un libro que, desde que conocí su salida al mercado, me apetecía leer. Se trata de Canta Irlanda y lo ha escrito Javier Reverte.
En los últimos tiempos tengo por norma comprar sólo libros cuya lectura me ha causado una impresión favorable y creo enriquecen mi heterogénea biblioteca. Uno de estos libros, apasionante e ilustrativo, fue Corazón de Ulises del mismo autor.
Cuenta Javier Reverte en el prólogo de Canta Irlanda que inició su escritura en el año 2004, cuando viajó a la isla con la finalidad de relatar las experiencias vividas. Pero la impresión que ese viaje le produjo resultó tan intensa, que pensó que su objetividad se vería bastante mermada al poner por escrito lo sentido. Así que el relato quedó aplazado hasta el 2012 y un nuevo viaje.
Los apuntes obtenidos en el viaje primero unidos a los del segundo, nos dan idea de los avances del territorio en infraestructuras y cuestiones técnicas. Todo lo demás: clima, carácter, costumbres, creencias, es decir, lo que hace a Irlanda ser como es, no se ha modificado en absoluto.
La lluvia, los campos verdes, el viento que golpea las costas del Atlántico, el olor a hierba que acaba de cortarse, son algunos de los elementos de un entorno en el que, sobre todo los hombres, han trabajado, se han emborrachado, defendido con las armas su libertad y plasmado todo ello en extraordinarias obras literarias y canciones populares que continúan cantando en los múltiples pubs de ciudades y pueblos.
El libro está planteado de una forma muy original. Cada capítulo comienza con un poema, una canción o un texto literario en castellano y en inglés que le sirve al autor de guía para visitar los lugares relacionados con él, atendiendo a cuestiones esbozadas en el título. Lógicamente el primer texto pertenece al Ulises de James Joyce; el capítulo se titula Bloomsday, 2004.
Y junto a James Joyce, Patrick Kavanagh, Oscar Wilde, William Yeats, Samuel Beckett, Jonathan Swift, por citar algunos escritores irlandeses más, nos adentran en la “Isla Esmeralda”, en el carácter heroico y fatalista de sus gentes y en su costumbre de hacer, según Heinrich Boll, “poesía de la desgracia”.
Al lado de los escritores están los héroes, casi siempre con final trágico; los cineastas (el capítulo 7 ¿Innisfree? ¡Por aquí! lo dedica Javier Reverte a la película El hombre tranquilo de John Ford), los músicos y hasta los santos.
En resumen, Canta Irlanda es uno de esos libros cuya riqueza de contenido, (aporta, incluso, fotografías de muchas de las personas y de los hechos que en él aparecen), resulta complicado sintetizar. Por lo cual recomiendo su lectura si se desea disfrutar de todo ello.