Por Rafa Simons
Dedicar el número de una revista de tendencias a la luz supone, como el lector que haya llegado hasta estas páginas ya habrá descubierto, (re)descubrir que este elemento constituye una parte esencial del arte, en cualquiera de sus manifestaciones. Pintura, escultura, arquitectura, ilustración, cinematografía, literatura, teatro, música… todas son deudoras de este caprichoso elemento, en mayor o menor medida, a veces por su presencia y tratamiento; otras veces por su ausencia o lateralidad.
Resulta curioso, además, constatar cómo la luz adquiere, en cada disciplina, un significado distinto y, a veces, incluso divergente. Aunque se parta de una noción que nos resulta casi innata e idéntica en lo sustancial, es muy distinto el motivo por el que afirmaríamos que un cuadro realiza un tratamiento de la luz magistral, al motivo que subyace en la luminosidad atribuida (o, quizá, por expresarlo mejor, atribuible) a una composición musical. Acríticamente, el espectador conoce muy bien lo que le lleva a hacer ese juicio, pero se le escapan, la más de las veces, los motivos y técnicas que el autor ha encerrado en la obra para lograr ese efecto en él.
Somos conscientes que elegir a Joe Crepúsculo como propuesta musical para un número dedicado a la luz representa, por una parte, una buscada provocación (en la medida en la que la opción estética y contextual de su obra se centra más en lo underground, en lo lo-fi y, con ello, en la oscuridad) y por otra, una reivindicación de la luminosidad que tras (o a pesar de) esa opción estética encierran muchas de sus composiciones musicales (Gabriela, Baraja de cuchillos, La canción de tu vida… la mismísima Suena Brillante…). En este último sentido, quizá, muchas de las canciones de Joe Crepúsculo no hacen más que recordarnos que uno de los elementos necesarios que, en la alquimia compositiva, debe usar el autor al tratar la luz es, precisamente, proceder a la unión de ésta con su antagónico; si ello es así, el tratamiento que de ambos realiza Supercrepus es, sencillamente, magistral.
Pero escribir todo lo anterior sería, a pesar de su sinceridad, no exponer todas las razones que explican la elección, pues el verdadero motivo por el que quisimos acercarnos al universo de Joe Crepúsculo con ocasión de un número dedicado a la luz, es la capacidad que este término tiene para evocar la idea de guía, de camino y, con ello, de vanguardia. Y es que, en una época en la que la música española se encontraba en una evidente fase de crisis de identidad tras el periodo de reinado absoluto del indie, la irrupción de Joe en el panorama musical español, con esa recuperación desacomplejada del techno pop más ochentero, su descaro y frescura en la composición de los temas y su capacidad de abordar temas profundos sin caer en convencionalismos, abrió un nuevo camino en la escena musical española que, en gran medida, creemos que resultará esencial, en el futuro, para entender el pop hecho en España en la segunda década de este Siglo; en la misma medida, cuanto menos, en la que para entender décadas anteriores tuvimos que recurrir a Berlanga, Jota, Sr Chinarro o Fernando Alfaro.
Joe Crepúsculo. Luz. Faro de vanguardia musical.
También puedes leer la entrevista a Joe Crepúsculo y el número completo en https://www.opticksmagazine.com/actual.php
Publicación : 09 de junio de 2014