David Pintor

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Nos acercamos a la obra de David Pintor, autor de la portada del número 13 de Opticks, y la observamos con la ilusión de un niño, con la pasión que de pequeños se le dedica a los detalles que aún no han llegado a almacenarse en el recuerdo. Deshacerse en los fragmentos, repasarlos con la sorpresa de un nuevo hallazgo, casi llegar al arrebato.

En un número dedicado a la memoria, decidimos echar la vista atrás y llamar a la puerta de alguno de los autores que en el pasado dibujaron la portada de Opticks. Ellos son los que en esta ocasión hacen las preguntas:

 

Eva Vázquez (Portada nº12 “Sentido”):

¿Qué cosa, persona o concepto eliminarías de tu memoria porque te impide avanzar en tu camino profesional?

¿Qué Cosa?: La goma de borrar. Hace años que no la uso para mi trabajo como ilustrador.

¿Qué personas?: La gente sectaria. Por desgracia me he topado con ambientes fuertemente sectarios a lo largo de mi carrera como humorista gráfico en Galicia. Son ambientes que provocan una gran endogamia y una pobreza cultural tremenda. Afortunadamente hay vida fuera de ese sectarismo.

¿Qué concepto?: el conformismo. Hay algo que me suele servir para darme cuenta si realmente estoy avanzando a nivel profesional y es repasar mi trabajo del año anterior. Si no tengo la sensación de que todo lo podría hacer ahora mismo mucho mejor, es que algo falla. El estar en un estado continuo de búsqueda es lo que hace avanzar.

 

Dani Torrent (Portada nº10 “Sincronía”):

Tus ilustraciones desprenden un aire fresco y espontáneo, ¿qué nivel de improvisación y de planificación tiene tu modo de trabajar?

Hay mucho de improvisación en mi trabajo, es cierto. Yo comparo muchas veces el acto de dibujar con una jazz-session, a la que el músico va con una melodía en la cabeza, pero sobre la que va introduciendo variaciones en el momento según su intuición. Son esos momentos irrepetibles donde el músico recurre a su talento para crear algo nuevo en el momento. Yo creo que, muchas veces radica ahí la genialidad.

Hay una película del director francés Clouzot llamada «Le mystère Picasso» donde podemos ver a Picasso pintando en directo. Aparte de la planificación que suponga la película, el pintor malagueño se dedica a pintar de una manera más o menos improvisada. Su absoluta genialidad y su intuición le permite estar dibujando un gallo, y posteriormente hacer que se transforme delante de nuestros ojos en la cabeza de un fauno. Cualquiera que haya visto los dibujos de Matisse, ha tenido que sentir que está contemplando un instante de genialidad. Un momento único y mágico que no ha ocurrido nunca, y que nunca más va a suceder.

Me resulta fascinante contemplar esa pureza de la creatividad en directo, sin contemplaciones, sin red de seguridad. Hace ya tiempo que estoy bastante interesado en «atrapar» esos momentos de inspiración únicos del dibujo, esos bocetos que desprenden una magia especial que nunca vas a poder repetir. Por eso intento realizar los dibujos sin lápiz previo, intentando captar esa «magia» que considero hay en el dibujo. Eso supone una manera de trabajar en la que te enfrentas al papel en blanco de igual manera que un músico a un concierto. Te has pasado días ensayando, abocetando, pensando…pero ahora estas tú solo y el papel. Es la hora del concierto, hay que tocar y sólo tienes un rotulador y tu intuición.

Es algo espontáneo, es algo mágico que ocurre en un concierto de música, en una obra de teatro, en una visita a un edificio, es, creo, la magia que nos enamora, y que constituye un elemento básico en el arte.

 

Óscar T. Pérez (Portada nº9 “Incondicional”):

La lectura es algo esencial para ser ilustrador. ¿En qué medida crees que estar vinculado y relacionado con otros medios artísticos, como puede ser el cine, el teatro, la música… etc. puede ayudar y reforzar el trabajo de ilustrador? 

La principal materia prima que utiliza un ilustrador es todo su bagaje personal; todas la experiencias que le han marcado durante su vida, y que conforman ese magma al que recurrimos cuando empezamos a trabajar. Esto incluye sus lecturas, las películas que ve, la musica que escucha, etc…pero tambien los viajes que hace, las personas a las que conoce, o los estados anímicos que uno tiene en cada momento. De alguna manera todo eso se mezcla en nuestro cerebro y nos define como personas y como profesionales.

Soy un gran defensor de la profesión de ilustrador .Creo firmemente que tenemos un campo amplísimo de actuación. Disfruto mucho con lo que hago porque me permite hacer cosas muy diferentes y eso es una de las cosas que más me motiva de este oficio: que me pongan retos diferentes. Diseñar una botella de vino, crear una escenografía de teatro, pintar un edificio…son cosas que nunca he hecho, y que espero hacer algún día.

 

Paco Roca (Portada nº6 “Rompecabezas”):

¿Cómo consigues ilusionarte ante la hoja en blanco para afrontar un nuevo proyecto?

Nunca he tenido la sensación de vacío al afrontar una hoja en blanco. Desde el mismo instante que afronto un nuevo encargo, mi cabeza empieza a bullir casi de manera autónoma, sobre todo si el encargo es atractivo . Mientras paseo, cuando viajo en coche, ahora mismo que pienso en una respuesta a esta pregunta… acuden a mi mente ideas, imágenes, sensaciones, que luego empiezo a recoger en la fase de bocetos. Para poner un ejemplo: Hoy mismo me ha llegado un encargo para un libro infantil para una editorial brasileña. Es una historia muy divertida que se me ha metido en la cabeza, y en la que llevo pensando, incluso mientras contesto a esta pregunta. Supongo que esta es la razón por la cual cuando me pongo a realizar los primeros apuntes, no tengo la sensación de empezar de cero. Por otro lado, considero que mi profesión es de las más satisfactorias, y me considero un privilegiado por poder vivir de aquello que me gusta, así que no me resulta nada difícil ilusionarme con casi cualquier proyecto.

 

Emilie Miss Miza (Portada nº2 “Tiempos”):

Creo que el lugar de nacimiento influye mucho en la vida de un artista, ¿cuál sería en Galicia el sitio que más te inspira?

Yo tengo la teoría que cualquier profesión artística tiene mucho de intuitivo, de espontáneo, y de que las cosas te influyen de una manera natural. Yo nací en A Coruña, y gran parte de mi vida la he pasado en Galicia. Un lugar que, a pesar de los destrozos que ha causado el feísmo y la construcción descontrolada, aún mantiene mucha magia en su luz y en el color de su mar. En mis ilustraciones hay muchas veces una brisa suave que recorre el papel, y supongo que es consecuencia de haber crecido en una ciudad frecuentemente azotada por el nordés. Galicia es para mí, una oportunidad perdida a nivel paisajístico. Lo que podría haber sido un paraíso natural se ha convertido en un lugar donde han florecido como setas un conjunto de aberraciones arquitectónicas y urbanísticas de las que nos va a ser muy difícil librarnos.

Una doble exposición en Marsella y Aix-en-Provence celebra durante este verano el papel de la región de la Provenza como tierra de acogida de artistas. Gente como Matisse, Picasso, Van Gogh o Chagall acudieron a la costa azul en busca de una luz especial del Mediterráneo, unos paisajes llenos de belleza y una tranquilidad que no encontraban en grandes ciudades como París. Galicia poseía todos los ingredientes para convertirse en algo parecido: una luz especial, una atmósfera característica, un mar increíble y unos paisajes inspiradores, pero la uralita, los chalets de inspiración nórdica, las urbanizaciones de adosados y la arquitectura de las grandes promotoras han destrozado un auténtico vergel. Es la sensación constante de lo que pudo ser y no fue.

¿Lugares para inspirarse? Cualquiera si puedes hacer el ejercicio mental de «borrar» la mitad de las construcciones que jalonan la costa gallega. Hoy en día sólo ciertas áreas del interior conservan la belleza auténtica del paisaje gallego. Es muy deprimente recorrer la costa gallega y ver que no hay ni un sólo pueblo que se haya salvado de la construcción descontrolada. Soy  muy crítico con esto porque aquí había un paisaje increíble, y ahora ya casi no queda nada. Supongo que en Galicia no hemos tenido la delicadeza, o el cariño suficiente al lugar donde nos ha tocado vivir.

Aún así, todavía puede uno encontrar una playa virgen, un bosque perdido o un trozo de costa capaces de motivar a cualquier artista y al que merece la pena llegar desde cualquier parte del mundo.

 

Javier Olivares (Portada nº1 “Génesis”):

Siendo un ilustrador versátil que se mueve en muchos terrenos y medios diferentes. ¿Cómo crees que se influencian entre sí los diversos campos en los que trabajas?

Yo empecé en prensa haciendo caricatura y humor gráfico en prensa, y estas dos disciplinas me han influenciado mucho en mi carrera. Por una parte, el trabajar en prensa te da velocidad en la ejecución del dibujo y rapidez de reflejos.  Hay muchas ocasiones en las que dispones de muy poco tiempo para hacer la viñeta, pues la noticia del día ocurre muy cerca del cierre de la edición del periódico, con lo cual estás obligado a resolver un encargo de una manera urgente. Esto le da a uno velocidad, seguridad y disciplina, cosas que me han venido muy bien en múltiples trabajos. Por otra parte, el dominio de la caricatura me ha ayudado a prescindir de lo superfluo y a centrarte en aquello realmente importante. Esos son los elementos sobre los que me he apoyado a la hora de afrontar otros campos como el cartelismo, el diseño, el cómic, o la ilustración infantil…

 

Adrián Serralta (Portada nº0):

¿Cual es, en líneas generales, tu proceso creativo desde que aparece una idea hasta que la plasmas en soporte digital/papel?

Hacer una ilustración es similar al proceso de realización de una película. Todo empieza en el guión, o en mi caso, en la historia o idea que hay que ilustrar. A partir de ahí uno busca las localizaciones, hace el casting de personajes, busca el mejor encuadre…y cuando tienes todo preparado en tu cabeza, empiezas a rodar la película. Hago cientos de bocetos, ojeo libros que tengo por casa que me puedan inspirar, repaso fotografías de viajes…hasta que doy con el tono de la ilustración, hasta que sé lo que quiero dibujar. Una vez tengo ya todo en mi cabeza, es cuando me pongo a dibujar. Últimamente he simplificado el proceso técnico y tan sólo necesito un rotulador y un papel para realizar la ilustración. Esto me permite trabajar casi en cualquier sitio. He hablado muchas veces con otros ilustradores sobre el hecho de tener que trabajar sólo, en casa, y mucha gente coincide conmigo en la sensación de agobio que puede provocar esto. Yo lo he solucionado a base de realizar muchos de mis trabajos en cafeterías, donde me siento cómodo. Creo mi propia rutina, pido un café, leo la prensa en papel, y me pongo a trabajar.

Es en casa donde ya procedo a escanear el dibujo, y trabajar el color en el ordenador.

 

Publicación : 03 de marzo de 2014

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