Hablar de Eduardo Lago es hablar de Literatura ya que, además de ser Doctor en Literatura y enseñar dicha materia en la universidad de Nueva York, la Literatura es el tema central de todos los libros que ha escrito hasta ahora.
En Llámame Brooklyn, libro que hace algún tiempo presenté en Opticks, un periodista se ve obligado, por la promesa que hizo a un amigo muerto, a escribir la novela que éste no consiguió terminar.
En Siempre supe que volvería a verte Aurora Lee también existe un relato inconcluso, un relato real titulado El original de Laura que Vladimir Nabokov escribía, sirviéndose de una serie de fichas, en 1975, poco antes de morir. Previamente había ordenado que las fichas, algunas ilegibles y con numerosos tachones, fuesen destruidas. Su mujer desobedeció la orden y las guardó. El hijo de ambos las publicó en forma de libro el año 2009.
Según cuenta Eduardo Lago, la lectura de esas fichas le hizo pensar, hasta el punto de obsesionarse, en el relato que el escritor tenía en mente mientras las redactaba que termina con siete palabras: eliminar, suprimir, borrar, tachar, cancelar, anular, obliterar. Esa obsesión es el inicio de la novela.
David Mitchel (aunque se hace llamar Benjamín Hallux), novelista y amante de la literatura, tras leer El original de Laura, queda impresionado por lo que intuye encierra el texto y decide buscar a alguien capaz de extraer de él la historia que el autor de Lolita imaginaba al escribirlo. Contacta así con Stanley Marlowe, un “negro” o escritor fantasma que se dedica a perfilar los libros que otros firman.
Marlowe acepta el trabajo consistente según él en “Desentrañar la matriz de una novela póstuma dejada sin acabar por su autor, uno de los grandes escritores del siglo XX”; a la vez se ocupa de elaborar las memorias del millonario Arthur Laughton, encargo que recibe de su joven esposa, ante la deteriorada salud de dicho millonario.
Conforme va leyendo El original de Laura, Marlowe extrae conclusiones que comparte con Hallux en la realidad o en la ficción. La historia inicial del libro de Nabokov, protagonizada por un neurólogo de aspecto repulsivo casado con Flora, joven y bella mujer que lo engaña, se engarza con la que el neurólogo escribe sobre el suicidio o arte de la desaparición mediante el paulatino borrado de las partes del cuerpo, pero también con la que cuenta Eric, uno de los amantes de Flora, que inventa otro texto en el que convierte a Flora en Laura.
Al margen de las tareas literarias que ha de realizar Marlowe, las complicaciones en el desarrollo del relato son continuas. Así un agente literario que cree que Hallux ha encontrado un libro no publicado aún de Nabokovintenta arrebatarle el material que Marlowe le envía, consiguiendo sus propósitos y originando que Hallux, al buscar lo que le han robado, escuche la lectura de una nueva historia lograda a partir de las fichas de Nabokov en la que aparece Aurora Lee.
Por otro lado, Arthur Laughton muere, como habían muerto Nabokov y el neurólogo protagonista de su novela y Marlowe, no sabemos si el nombre está inspirado en un personaje de Chandler o de Conrad, desaparece en la isla a la que ha viajado para esparcir las cenizas del millonario según sus deseos.
Pero Marlowe, antes de desaparecer, ha escrito un relato que titula Un torso sin rostro basado en el que escribió la segunda mujer de Paúl Auster sobre Daniel, el hijo de éste y de su primera mujer con efectos bastante perniciosos y en el que también hay desaparecidos de por medio.
Así, valiéndose de alusiones continuas a escritores vivos o muertos: Jonathan Franzen, David Foster Wallace, Herman Melville, Alan Poe, etc., Eduardo lago, con la maestría que le caracteriza, mezcla literatura y vida, de tal manera, que no acabamos de saber dónde termina la una y empieza la otra. Lo que sí podemos deducir es que la desaparición de un escritor no influye en sus obras, que poseen entidad propia modificada por el propio lector.
No sé si alguien se aclarará con lo que acabo de escribir. La persona que me prestó el libro lo tiene lleno de anotaciones a lápiz, por lo que intuyo que tampoco le ha resultado fácil su lectura.
La conclusión es que Siempre supe que volvería a verte, Aurora Lee, es una gran novela, pero sólo al alcance de lectores avezados y exigentes. Para mi amigo Manolo, sumergirse en sus páginas, hubiese supuesto un extraordinario placer.
En mi opinión se trata de una novela desigual ya que a menudo son las propias reflexiones metaliterarias las que le restan frescura al discurso narrativo. Si bien tiene alguno momentos delirantes, como el del perro que habla y que al mismo tiempo es capaz de olisquear los futuros best sellers, en cambio, la transcripción y los comentarios que genera el informe de Marlowe sobre la obra de Nabokov, junto con las notas de Hallux, que ocupan casi una tercera parte de la novela, resulta en ocasiones bastante engorroso.
A parte del tema que subyace a lo largo de toda la novela sobre la necesidad y la utilidad de la ficción, aparece otro que ya planteó en Llámale Brooklyn y que no es otro que la conveniencia de publicar o destruir los manuscritos y borradores inconclusos que dejan los escritores a su muerte. Ejemplos de esto tenemos varios, y muy conocidos, a lo largo de la historia de la literatura: si Max Brod hubiera hecho caso a su amigo Franz Kakfa cuando éste le pidió que destruyera todos sus escritos a su muerte, ahora no podríamos disfrutar de la obra de este maestro de las letras. En cuanto a El original del Laura, que en cualquier caso no es una novela, creo que debería quedar para los estudiosos, pero hacer de ella materia literaria, y lo que es más difícil, ponerse en la piel del propio Nabokov, creo que es una cuestión demasiado arriesgada de la que es muy difícil salir indemne.
Opinión muy acertada, como todas las tuyas concernientes a libros y escritores, que sé proceden de un exhaustivo análisis y una cuidadosa reflexión.
¿Cuál crees que era la intención de Lago al escribir el libro?