El libro de esta semana puede suponer un auténtico festín para los aficionados a la novela negra y a la buena literatura en general. Se trata de La promesa de Kamil Modrácek y su autor es Jirí Kratochvil, escritor checo nacido en la ciudad de Brno en 1940, obligado a desempeñar durante la etapa comunista multitud de oficios y leído de forma clandestina, hasta que a partir de 1995 pudo dedicarse en exclusiva a la literatura, siendo considerado en la actualidad como el autor más sobresaliente de la era post-Kundera.
Pensándolo mejor, creo que darle al libro de Jirí Kratochvil el calificativo de “novela negra” es pecar de reduccionista. Porque aunque uno de los principales personajes sea detective privado e investigue, entre otras, la desaparición de un policía, también La promesa de Kamil Modrácek habla de arquitectura, aprovechando que el protagonista es un arquitecto; describe con minucioso primor la ciudad de Brno (apetece ir a visitarla); analiza aspectos de la obra y vida de Nabokov y retrata de forma magistral la aplicación del ideario comunista a la Checoslovaquia ocupada durante la época de Stalin, realizando un retrato opresivo y sombrío con trazos que rezuman humor negro; humor que subyace en el planteamiento de situaciones absurdas y muchas veces desquiciantes.
La historia de Kamil Modrácek comienza contada por él mismo. Arquitecto famoso en la ciudad de Brno antes de la llegada de los nazis, se ve obligado a trabajar para ellos. Ya bajo el dominio comunista y habiendo muerto sus padres, vive en compañía de su esposa, que es dentista y con la que no mantiene casi ninguna comunicación. Como familiar directo conserva a una hermana más joven dedicada a la pintura y para la que construyó una casa de la que se siente particularmente orgulloso. Los comunistas le permiten continuar su trabajo de arquitecto al servicio de los nuevos jerarcas, sometido a estricta vigilancia y sufriendo continuos interrogatorios por parte de un teniente apellidado Láska.
En uno de los interrogatorios, el teniente le dice que han apresado a su hermana acusándola de actividades subversivas y que él puede ayudarla si espía a los vecinos. A pesar de que acepta dicha tarea, en el siguiente interrogatorio el teniente le informa de que la joven se ha ahorcado en prisión. Desde ese momento y más cuando comprueba que Láska se ha trasladado con su familia a la casa que construyó a su hermana, Kamil busca el modo de vengarse del policía. Lo hace inspirándose en una historia escrita por Nabokov. Historia que le permitirá, además de lograr su venganza, construir, sin habérselo propuesto previamente, las edificaciones que siempre había soñado a la manera de Le Corbusier. El problema es que los acontecimientos se suceden de un modo imprevisible y la situación escapa de sus manos.
Aunque no es un libro fácil de leer, creo que La promesa de Kamil Modrácek reúne todos los ingredientes para interesar a los buenos lectores por el ritmo de la narración, el fondo y la forma de la misma; también a los amantes de la arquitectura y del urbanismo; por supuesto a los aficionados a la novela policiaca y a la historia en general; con seguridad a las personas que estén en contra de cualquier clase de totalitarismo.