Por Marta Amorós Gozálvez
“Es un disco que es una chica” así definen los componentes de Napoleón Solo su último trabajo de estudio. Y la verdad es que cuando uno escucha sus canciones tiene la impresión de que van dirigidas a esa ‘Chica Disco’ representada en la portada. Con un diseño de Carlos Ballesteros (componente de Hydrogenese) puede gustar más o menos pero lo cierto es que no deja indiferente a nadie.
En su primer disco ‘Napoleón Solo en la Ópera’, nos regalaron canciones pegadizas pero nada convencionales como ‘Tiene que acabar’ o la ya mítica ‘Lolailo Carmona’, en la que Alonso (vocalista y compositor) se atrevía con falsetes, una arriesgada iniciativa a través de la experimentación vocal que hace más interesante su propuesta musical.
A la hora de afrontar el nuevo disco el grupo destaca la experiencia ganada tras grabar el primero “en el primer disco cada sonido lo grabamos por separado pero en este último todos los instrumentos se han grabado juntos, están más unificados” nos aclara Jose (bajo) “de esta forma, en directo, suena mejor”. Todas las canciones son distintas, forman por si solas su propio universo. Así completan un disco heterogéneo, de ritmos diferentes pero con un fondo común, fórmula que ya utilizaron en su primer lp.
Alonso nos explica cómo surgen las canciones más allá de la inspiración. “Una canción va por fases y en cada fase algo es lo más importante. Al principio lo importante es una idea, sea cual sea, un tipo de color de la canción, un ritmo de batería, algo que te ponga a trabajar sobre eso.” Pero todo no acaba ahí “luego hay que hacer la canción, maquetar, en los ensayos nos volvemos locos, llega el productor y lo vuelve todo del revés,… y en los conciertos se trata de disfrutar de todo ese trabajo, ese es el premio”
En este segundo disco podemos encontrar desde estribillos con vocación de himnos como el primer single ‘Antes de que ocurriera’, hasta ritmos pausados con toques jazz e incluso fondos orquestales en ‘Dama de cara blanca’. Las canciones se transforman y acaban de forma completamente distinta a como han empezado o como uno espera que terminen, es el caso de ‘Si el mundo no se acaba’ que nos deja con ganas de más. Otras canciones, como ‘Bandidibú’ o ‘Desastre nº1’, nos inspiran aires más melancólicos, sin perder esas melodías sencillas ni la fuerza que caracteriza al grupo. Sonidos originales bien trabajados en ‘Sospecho, sospecho’ o ‘Ramira’ que marcan una identidad propia lejos de comparaciones.
Lo que está claro es que este grupo no ha perdido su punto de cachondeo y lo ha sabido plasmar en un pop vitalista, con sonidos frescos sin caer en el tópico de las canciones facilonas vacías de contenido. No hay que perderlos de vista.
Publicación : 21 de octubre de 2012