Leyendo la biografía de Giovanni Papini, autor de Gog, libro que acabo de leer, he evocado de nuevo la imagen de mi amigo Manolo. Él me lo recomendó, entre otros muchos igual de valiosos, confeccionando así una cuidada lista, a la que acudo de vez en cuando. Creo que para apreciar en su justa medida los placeres, es preciso intentar dosificarlos.
Decía que Papini me recuerda a Manolo, por su primera profesión, maestro, (posteriormente el autor florentino se haría periodista). Porque, al igual que mi amigo, llevaba hasta el extremo su amor por los libros y la literatura en general. Por su escepticismo a cerca del género humano, su inteligente sentido del humor y porque también como él, Manolo fue siempre un polemista apasionado.
La pasión que observamos en la literatura de Papini impregna todos los aspectos de su existencia: ideas, opciones, creencias, sentimientos… Así, en la primera parte de su vida, se manifestó como un ateo radical; y en la segunda, como un ferviente católico, por poner un ejemplo, entre los muchos que podrían citarse y que encontrarán en las páginas de Gog aquellos que deseen disfrutar de un rato de lectura divertida, amena, sorprendente, inquietante y hasta algo repulsiva en ocasiones.
El procedimiento que utiliza Giovanni Papini para presentarnos a Gog no es original, otros escritores lo han utilizado; afirma que lo conoció en un manicomio al que iba de vez en cuando para visitar a un amigo poeta. En una de esas visitas, Gog le entregó el manuscrito que daría lugar al libro posterior.
Pero esa falta de originalidad en el planteamiento se olvida por completo cuando empiezas a leer el diario o libro de viajes en el que Gog, un multimillonario americano, cínico, cruel y egoísta que, asegurada su fortuna, decide gastar una parte de ella “para abrir los ojos y disfrutar”, relata sus experiencias en diversos lugares del mundo, ideando o poniendo en práctica proyectos absurdos o fantásticos, entrevistando a personajes famosos: Lenin, Gandhi, Henry Ford, Gómez de la Serna…; o inventando situaciones y seres que unas veces te hacen reír y otras, estremecer.
Giovanni Papini repasa en estas historias, que se pueden leer seguidas o no y empezando por el principio o por el final, ya que son independientes entre sí, buena parte de la historia del mundo en la época que va desde la primera guerra mundial a los prolegómenos de la segunda. Siempre con un espíritu crítico y mordaz, analiza personajes y situaciones en relatos, incluso, proféticos; por ejemplo, el titulado Paidocracia.
Resumiendo, Gog es un libro extraordinario por lo bien escrito, por su contenido filosófico que responde a las inteligentes y agudas percepciones del autor, porque nos muestra cómo era el mundo en aquel tiempo y las claves para hallar las causas de acontecimientos posteriores y porque posee la misma vigencia que en los días en que fue publicado, cuando los críticos lo consideraron la mejor obra de Giovanni Papini.
Decía que Papini me recuerda a Manolo, por su primera profesión, maestro, (posteriormente el autor florentino se haría periodista). Porque, al igual que mi amigo, llevaba hasta el extremo su amor por los libros y la literatura en general. Por su escepticismo a cerca del género humano, su inteligente sentido del humor y porque también como él, Manolo fue siempre un polemista apasionado.
La pasión que observamos en la literatura de Papini impregna todos los aspectos de su existencia: ideas, opciones, creencias, sentimientos… Así, en la primera parte de su vida, se manifestó como un ateo radical; y en la segunda, como un ferviente católico, por poner un ejemplo, entre los muchos que podrían citarse y que encontrarán en las páginas de Gog aquellos que deseen disfrutar de un rato de lectura divertida, amena, sorprendente, inquietante y hasta algo repulsiva en ocasiones.
El procedimiento que utiliza Giovanni Papini para presentarnos a Gog no es original, otros escritores lo han utilizado; afirma que lo conoció en un manicomio al que iba de vez en cuando para visitar a un amigo poeta. En una de esas visitas, Gog le entregó el manuscrito que daría lugar al libro posterior.
Pero esa falta de originalidad en el planteamiento se olvida por completo cuando empiezas a leer el diario o libro de viajes en el que Gog, un multimillonario americano, cínico, cruel y egoísta que, asegurada su fortuna, decide gastar una parte de ella “para abrir los ojos y disfrutar”, relata sus experiencias en diversos lugares del mundo, ideando o poniendo en práctica proyectos absurdos o fantásticos, entrevistando a personajes famosos: Lenin, Gandhi, Henry Ford, Gómez de la Serna…; o inventando situaciones y seres que unas veces te hacen reír y otras, estremecer.
Giovanni Papini repasa en estas historias, que se pueden leer seguidas o no y empezando por el principio o por el final, ya que son independientes entre sí, buena parte de la historia del mundo en la época que va desde la primera guerra mundial a los prolegómenos de la segunda. Siempre con un espíritu crítico y mordaz, analiza personajes y situaciones en relatos, incluso, proféticos; por ejemplo, el titulado Paidocracia.
Resumiendo, Gog es un libro extraordinario por lo bien escrito, por su contenido filosófico que responde a las inteligentes y agudas percepciones del autor, porque nos muestra cómo era el mundo en aquel tiempo y las claves para hallar las causas de acontecimientos posteriores y porque posee la misma vigencia que en los días en que fue publicado, cuando los críticos lo consideraron la mejor obra de Giovanni Papini.