Digo adiós a marzo con un nuevo libro. Se trata de La noche de los mil días, extensa obra (516 páginas) y primera novela, a sus 79 años, del abulense, afincado en Madrid, Rafael Sánchez–Girón Blasco.
Por su edad, Rafael Sánchez-Girón, pudo vivir en primera persona los acontecimientos a los que se refiere su novela: la vida en Madrid, desde 1936 a 1939; es decir, desde que se subleva el ejército en África hasta que termina la guerra.
Es la misma ciudad la que cuenta la historia. Descubre ante el lector el tapiz cochambroso o heroico que conforman las gentes en su existir penoso de esa noche sin fin que son mil días. Mil largos días de calamidades: hambre, frío, miedo, muerte, incertidumbre…
Personas de todas las clases sociales y distintas edades desfilan por sus páginas: idealistas, los menos; dejándose llevar por instintos primarios y actuando con brutalidad obscena muchas veces, los más.
Envidias y revanchas, mentiras, propaganda de uno y otro lado, amores y rencillas, sexo, desconfianza, celos, incomprensiones, egoísmos y generosidad. Defectos y virtudes presentes siempre en el vivir diario, pero que en una guerra se agudizan y marcan con huellas tan profundas que, si atendemos a la llamada “Ley de memoria histórica”, nunca desaparecen en algunos.
El estilo en que está escrito el libro responde al contenido: denso y abigarrado, con multitud de imágenes literarias muy trabajadas, bellas y profundas.
Sin embargo, también hay que decir que esas mismas imágenes, aunque sean correctas, dificultan, en parte, la lectura.
Pienso que se asemeja al modo de escribir de Valle-Inclán; por ejemplo, en las “Sonatas”.