Manolo me presta otro libro de Lorrie Moore, se trata de Hospital de ranas. De nuevo la adolescencia como excusa para tejer una historia más tierna y melancólica que amarga.
Una mujer viaja desde Estados Unidos a París acompañando a su marido, investigador médico, a un congreso. En esa ciudad, cómplice de romances apasionados, la mujer, consciente de que en su matrimonio hay más rutina que pasión, se ve de nuevo como la adolescente que fue allá en el pueblo, cuando con 15 años, acompañando a su admirada amiga Sils, vivió las aventuras y los sueños propios de tan complicada edad.
Hospital de ranas, según emecé editores, o El hospital de ranas en la editorial Salamandra, es un claro exponente del particular estilo de Lorrie Moore: profusión de imágenes literarias de profundo significado y gran belleza; sagaz descripción de personas, ambientes y situaciones; melancólico estudio del pasado, que se rememora sin acritud y con ternura e ironía compasiva; crítica suavizada por la presencia de una cierta predestinación: las circunstancias nos empujan a ser lo que somos, aunque en lo que somos queda siempre una pequeña parte de bondad que nos permite no perder la esperanza.