¿Tiene el gusto por la lectura un origen genético? No acabo de entender por qué algunos que han vivido rodeados de libros no sienten esta afición. En cambio, otros, cuyas circunstancias les hicieron crecer alejados de la literatura, son de adultos apasionados lectores.
Nunca se me ocurrió preguntar a mi padre cómo y dónde se acostumbró a leer y por qué amaba tanto la poesía; amor que supo trasmitirme desde niña y que siempre agradecí, aunque ahora ya no pueda explicarme la génesis de ambas aficiones.
Creo que, además del entorno familiar y social, existe una predisposición en las personas que conduce a los libros. Sensibilidad extrema, soledad, búsqueda de respuestas, necesidad de explorar otros mundos, ansias de conocer, de compartir…
En el principio, puede afirmarse de manera objetiva que yo empecé a leer porque mi padre leía; y que, una vez el camino iniciado, la costumbre siguió. Aún así, pudo haberse perdido, de no darse la predisposición de la que he hablado antes, que me condujo a devorar cientos de obras de variado pelaje durante muchos años.
La voz que comparte blog y reflexiones habla del nacimiento del castellano y de obras literarias de abolengo. La primera obra de envergadura que leí fueron las Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer; tenía doce años. Antes había leído desde los relatos de Hazañas Bélicas, del Jabato y del Capitán Trueno, hasta La Codorniz, los cuentos de Calleja, las novelas de Marcial Lafuente Estefanía y las fábulas, poemas e historias morales con las que nos orientaban en la escuela.
Las Leyendas pertenecen a mi época del Bachillerato, y otras miles de historias, sobre todo novelas. Era cliente asidua de la biblioteca Francisco Villaespesa de Almería. De entonces viene el verbo “devorar”; que conduce a la duda de si hubiese resultado más valioso, para mi formación como lectora, mantener un contacto reflexivo y pausado con los libros.
Lo que sí conseguí, ya en la carrera de magisterio, fue el primer puesto en velocidad y comprensión de cualquier texto escrito. Podríamos decir que es un consuelo.
Considero que el motivo más influyente es el entorno familiar. En mi caso, la afición por la lectura me vino de unos padres de gran sensibilidad amantes del arte que me facilitaron en todo momento mis ansias por aprender que hay algo oculto más allá de todo lo que vemos, y que para intentar desentrañar el misterio que gobierna este difícil mundo, el primer paso es descubrirnos a nosotros mismos. Y para ayudarnos en este primer paso, están los libros.
Gracias por tus escritos.
En mi caso no fue el entorno familiar así que no sé si será esa predisposición genética, para mí una de las personas que más influyeron en mi gusto por la lectura fue una maestra que no sólo nos enseñaba la lección sino que también nos contaba historias y nos trasmitía su pasión por la lectura.
Todavía recuerdo cómo me imaginaba que sería la biblioteca de su casa llena de libros y cómo soñaba con tener yo una biblioteca así cuando fuera mayor…
Esa maestra es la autora de este blog que he encontrado por casualidad ¡las cosas de internet!
Gracias Mª José por haberme enseñado, por haberme transmitido tu pasión, tus valores, por haberme hecho creer que yo "valía" para estudiar o trabajar en lo que quisiera, gracias por todo.
Un saludo